Durante la entrevista que Meghan Markle y el príncipe Harry de Inglaterra dieron en exclusiva a la periodista estadounidense Oprah Winfrey para ofrecer su punto de vista sobre su separación como miembros activos de la casa real de Inglaterra, Meghan aseguró, entre muchas otras revelaciones, que la prensa inglesa había manejado que, en un episodio previo a su boda con Harry, ella había tenido una discusión con Kate Middleton, su cuñada y esposa del príncipe William, acerca de algún detalle de la ceremonia, como resultado de la cual, Kate había terminado llorando.
De acuerdo con lo que Meghan dijo a Oprah, fue al contrario, no solo ella fue la que terminó llorando, sino que, después de este desencuentro, Kate le envió flores y le pidió una disculpa. Después de la explosiva entrevista, se publicaron varias notas en diversos medios --ingleses, sobre todo-- que aseguraban que ambas duquesas habían terminado llorando y que el motivo de la discusión había sido una verdadera nimiedad. Según diversas fuentes, Kate insistía en que las niñas que serían pajes --entre ellas, su hija, Charlotte-- debían llevar mallas, mientras que Meghan decía que no, porque hacía calor. A juzgar por las fotografías de la boda, al final se respetó la voluntad de la novia.
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Sea como fuere, la relación entre las esposas de los príncipes parecía estar bastante fracturada después de la entrevista. Sin embargo, el nacimiento de la hija de los duques de Sussex, Lilibet Diana, el 4 de junio pasado, pudo haberles dado la oportunidad perfecta para buscar una tregua. Según una fuente cercana a palacio reveló al semanario "US Weekly", las duquesas han intercambiado textos a raíz del nacimiento de la pequeña Lilibet.
"La tensión se ha aliviado entre Meghan y Kate" dijo el entrevistado al semanario, "Kate incluso le envió un regalo a la bebé, están en una mejor situación e incluso han intercambiado mensajes de texto".
Independientemente del resultado de la charla con Oprah, otra fuente aseguró a "Us" en marzo pasado, poco después de que la entrevista saliera al aire, que Kate y Meghan tenían más de un año sin hablar directamente. "Nunca fueron muy cercanas, pero el distanciamiento entre sus esposos las separó aún más. Los problemas entre los hermanos han hecho muy difícil que la relación entre las dos sea amistosa".
Ahora, al parecer, están buscando un acercamiento. "El incidente con los atuendos de las niñas pasó hace tanto tiempo, que parece muy tonto seguir con eso" dijo el informador, "es energía desperdiciada y están buscando una tregua".
"Se han acercado gracias a que ambas tienen niñas y no pueden esperar a que se conozcan", añadió.
Harry y William se reunieron recientemente en la develación de la estatua dedicada a su madre, la princesa Diana, en los jardines del palacio de Kensington, y aunque se les vio conversar brevemente durante la ceremonia, se esperaba que Harry se quedara unos día más a convivir con su familia o a procurar un acercamiento. Sin embargo, esto no sucedió, prácticamente en cuanto terminó la develación, Harry voló de regreso a Los Ángeles para reunirse con Meghan, su primogénito, Archie, de dos años, y Lilibet, quien acaba de cumplir un mes, en su mansión en Montecito, California.
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Ni Kate ni Meghan, ni los hijos de ambos --Kate y William son padres de George, de 7 años; Charlotte, de 6, y Louis, de 3-- fueron requeridos a estar presentes en la develación. "Por respeto a William y Harry" dijo otra fuente a "Us Weekly", "la familia real prefirió que solo los hijos de Diana estuvieran presentes, quisieron hacer algo muy privado y no un rimbombante acto público".
De acuerdo con el "Daily Mail" y otros medios, Harry podría regresar a Londres en septiembre y podría hacerlo acompañado de Meghan, aunque esto es muy incierto, pues Lilibet aún es muy pequeña. Si esto ocurre, podría darse la oportunidad de que la duquesa de Sussex y la duquesa de Cambridge se acerquen aún más.
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