Minuto x Minuto| 30/11/2023 |15:40 | Actualizada
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Marisa Zannie
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Hace unos días se llevó a cabo IluminArte, subasta que se celebra cada año para reunir fondos a beneficio de la organización sin fines de lucro Iluminemos por el Autismo, pero también como una forma de llevar la conversación del espectro autista y su inclusión a toda la sociedad.

En esta subasta se contó con 148 obras de arte de algunos de los creadores plásticos contemporáneos más reconocidos, de la mano de galerías como Anémona Editores, artbaena, Baga 06, Cattaneo, Consigna, Noel Cayetano Arte Contemporáneo, Quetzalli y Kristina Velfu.

Este año, un porcentaje de los fondos recaudados se destinará para colaborar en la reconstrucción de centros de rehabilitación y reequipamiento de aparatos dañados por el huracán Otis, en Acapulco.

Cada año, IluminArte selecciona un artista para rendirle homenaje en vida, en esta ocasión se trató del maestro Roberto Cortázar, cuya obra lo ha convertido en uno de los autores más atractivos y singulares de la pintura contemporánea latinoamericana.

Roberto Cortázar en la subasta Iluminarte. (Foto: Especial)
Roberto Cortázar en la subasta Iluminarte. (Foto: Especial)


Antes de la realización de la subasta, Cortázar y Francisco Cantón Ceballos, mejor conocido como Patch, un pequeño con diagnóstico de autismo, crearon un cuadro juntos.

En CLASE y VIP platicamos con el maestro Cortázar, con Gerardo Gaya, presidente ejecutivo de Iluminemos por el Autismo y con Paulina Piña, del patronato de procuración de fondos, acerca de esta experiencia y lo que significó para el artista y también para Patch, el novel creador plástico.

Paulina Piña y Gerardo Gaya en la subasta Iluminarte. (Foto: Especial)
Paulina Piña y Gerardo Gaya en la subasta Iluminarte. (Foto: Especial)

Gerardo, cuéntanos ¿cuál es específicamente la misión de Iluminemos por el Autismo?

G.- Se trata de empoderar a las familias de personas con autismo. Brindarles herramientas formativas, informativas y socioemocionales para educar a nuestros hijos en un mundo que no está preparado para ellos.

Por un lado, realizamos acciones de concientización para poner el tema en la conversación pública; por otro lado, el eje rector de la organización es brindar el apoyo a familias a través de diferentes servicios, desde un grupo de apoyo de padres, una línea de apoyo emocional, compartir contenidos, información, y darles consumo en tres frentes: herramientas formativas, informativas y socioemocionales, para que la familia esté bien. Partimos de la base de que, si la familia no está bien, la persona con o sin autismo, en cualquier condición de vida, no va a estar bien.

Mucho trabajo lo centramos justamente en el apoyo a familias. A través de la virtualidad, hemos podido escalar los servicios que proveemos. Atendemos a cerca de tres mil 500 familias de manera directa, más otro gran número de manera indirecta a través de todo lo que hacemos.

¿Y cómo fue que se les ocurrió combinar el autismo con el arte? ¿En qué punto se encuentran estas dos vertientes?

P.- Iluminarte nace de la suma de estas dos grandes pasiones: la causa del autismo y el arte.

El arte nos conecta de diferentes formas con todo lo que es la cultura y las comunidades, nos ayuda a comprender y valorar la diversidad de la experiencia humana. El arte también es un espectro.

Lo podemos encontrar de distintos formatos, colores, tamaños, texturas, tendencias, que se combina con lo que un artista expresa a través de su obra. Desata emociones que nos hacen valorar y aplaudir las características que hacen única cada pieza y también va un poco de la mano el tema de que no se vale juzgar a primera vista, siempre hay que ver un poquito más allá.

Ahí es donde decidimos que había este punto en el que se pueden aliar ambos temas y en eso estamos.

Roberto Cortázar y Patch. (Foto: Especial)
Roberto Cortázar y Patch. (Foto: Especial)

Roberto, ¿cómo es que te involucras con Iluminarte?

R.- Para el arte es muy usual trabajar en toda una serie de sectores que se pueden llamar de responsabilidad social. De entrada, muchísimos museos son fundaciones, entonces el trabajo con fundaciones es relativamente natural.

Yo tengo trabajando con ellos en su subasta desde hace como tres ediciones y es el equipo que trabaja con mayor profesionalidad, eficiencia y con mayor recaudación en México.

Estuvimos en contacto y se empezó a generar esta inercia que también se convierte en una forma de promoción del arte mexicano. Aunque no necesariamente el total de los artistas que participan son de origen mexicano, están dentro del espectro de desarrollo del arte contemporáneo en México.

También es una ventaja para la propia producción artística su promoción, difusión y exhibición, entonces es un gusto trabajar con ellos.

Este año hicimos una sección especial porque es prácticamente una exposición individual pequeña de unas ocho piezas.

Artista y artista poniéndose de acuerdo. (Foto: Especial)
Artista y artista poniéndose de acuerdo. (Foto: Especial)

¿Cómo se da la dinámica de tu trabajo con Patch?

La producción que hice este año es exprofeso, es decir, no es obra que tuviera en stock, sino que la produje específicamente para la subasta.

Dentro de ese trabajo hubo un ejercicio con un niño que tiene un diagnóstico de autismo. Con él trabajé un ejercicio plástico, es decir, dentro de un taller, él generó una obra, o lo que él quisiera. Este ejercicio no implicaba un destino específico, para mí era conocer cómo iba él a procesar y cómo íbamos a interactuar. Este ejercicio es único.

Yo traté de que Patch, nuestro joven artista, viniera al estudio y yo le diera el entorno que normalmente tiene un artista profesional: materiales, la iluminación, el silencio que te va a dejar concentrarte; circunstancias físicas y otras no, que son estimulantes para tu inteligencia creativa. Yo no sabía qué iba a suceder y supongo que él tampoco. Y fue un ejercicio extraordinario que produjo una obra que me pareció fascinante. De entrada, él eligió una tela que para su edad y su tamaño era muy grande, y se empezó a mover con una paleta de color.

Trabajando con dos pinceles. (Foto: Especial)
Trabajando con dos pinceles. (Foto: Especial)

Su interacción con la tela, el lenguaje, le fue perfectamente natural. Se abstrajo, se empezó a profundizar en la tela y su inteligencia creativa es sorprendente. La obra podría parecer hecha por un artista contemporáneo que genera una abstracción pura. Es una obra monocromática que, además de todo, tiene un detalle fascinante porque decidió firmarla del lado izquierdo en la parte inferior del cuadro, en un tono entre anaranjado y rojo. Creo que el último cuadro que pintó Van Gogh, lo firmó exactamente con el mismo color.

Lo que para mí fue muy notable es que el niño tiene una inteligencia creativa perfectamente libre. Hay un mito que todavía se acostumbra, que es la tela en blanco, cuando le da pavor al artista. Llega al estudio, tiene una tela en blanco y le da una especie de vértigo y no sabe ni cómo empezar, él interactuó con toda naturalidad.

Fue fascinante el ejercicio, la lógica del color es notable, y hay un momento en que se para y voltea a ver al público para decirle “Me voy. Ya acabé”. Él supo cuando estaba terminado.

Su inteligencia creativa me permitió trabajar con toda facilidad. Solamente dirigí un par de cosas donde le ayudé a decirle que metiera las manos, que usara pinceles… que tuviera las menores limitaciones en términos técnicos.

Utilizó las dos manos en forma natural. Es súper interesante porque yo también lo hago y no lo hace el 100% de los pintores, trabajó con los dos brazos y se pintó ambos brazos.

P: Parte del diagnóstico de autismo, no en todos, no podemos generalizar porque cada uno es diferente, en Patch específicamente, está el tema de no mancharse, de no llenarse de pintura.

Y ese día, por alguna razón, decidió empezar a pintar con la palma de la mano, luego con la mano completa y hasta el codo.

Dándolo todo por el arte. (Foto: Especial)
Dándolo todo por el arte. (Foto: Especial)

¿El cuadro de Patch se subastó?

P: No, se lo quedó él. La mamá nos pidió quedárselo. Y es que de verdad era una concentración y empeño tal, que no, se me partía el corazón de decirle que me lo iba a llevar.

Hubieras visto la emoción con la que estaba esperando a Roberto días antes, me mandaba audios -- y es un niño que es muy poco verbal--: “Y ¿cuándo viene el pintor?”, y “¿Cuándo viene el artista?”, era una gran emoción esperar a Roberto, para después tener que decirle: “Me voy a llevar tu cuadro”.

R: Era un artista profesional, lo único que requería era tener las herramientas para que hiciera su obra, y a ningún artista le gusta que otro vaya y toque su cuadro.

La obra de Patch. (Foto: Especial)
La obra de Patch. (Foto: Especial)

¿Qué dirías tú, Roberto, que aprendiste del autismo trabajando con Patch?

No puedo decirte que haya aprendido algo del autismo porque es un fenómeno muy complejo, me parece. Sin embargo, lo que yo aprendí como artista, es que su inteligencia creativa es sorprendentemente sana, está en perfectas condiciones, opera en perfecta naturalidad, con rotunda personalidad, autenticidad y por ende, identidad. Entonces es un artista que tiene estilo.

Lo que alcancé a observar me generó varias preguntas, pero requeriría yo muchísimo trabajo y experimentos para irlo procesando, hay muy poco sobre la relación entre el arte y el autismo. Sí me asomé a buscar por curiosidad después de Patch y vi que sería un terreno de muchísima investigación, de lo más interesante. Por supuesto, hay dos o tres artistas profesionales que tienen el diagnóstico y trabajan en una forma muy especial. Aprendí que era parte de los fenómenos de la mente creativa.

P: Muchas veces se dice, obviamente no se puede comprobar, ni podemos darlo por hecho, que gran parte de los grandes artistas o científicos, a veces tienen algún tipo de diagnóstico como tal.

R: En la inteligencia creativa, sin duda, es una condición casi necesaria tener una serie de condiciones que la sociedad considera marginales, por decirlo de algún modo.