Gente con clase| 04/09/2015 |17:47 |Beatriz Velasco | Actualizada
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De niña, a Paty le gustaban los deportes de niños, llegó a jugar hocky en la calle, con sus patines de ruedas. Bailó flamenco y participó en presentaciones en teatros. Y en materia de flores, le gustan las bugambilias porque le recuerdan a su mamá.

¿Qué recuerdo te hace sentir cobarde?

Podría ser la primera vez que me equivoqué en una relación; porque, realmente, no la engañé en un sentido literal, pero sí en uno emocional. Estaba enamorada de alguien más y, por no querer estar sola, no dejaba a esta persona, que realmente no me hacía feliz, pero tampoco merecía estar acompañado y solo, a la vez, porque yo, emocionalmente, estaba en otro lado.

¿Qué recuerdo te hace sentir más valiente?

Podrían ser varios... Como cada vez que me subo al escenario, pues cada vez que lo hago tengo nervios, tengo emoción. Y esos pasos que das en la escalera para subir, o sea, ¡tienes que ponerte los pantalones! En un sentido de agallas, para darle todo a la gente, compartir con ellos y ser el mejor artista que puedo ser en ese momento. Además de ser una persona honesta, porque las canciones que compongo hablan de mi vida y cada vez que las interpreto, no lo quiero hacer como en automático. Quiero transmitir lo que viví, para que la gente que se sienta identificada, pueda desahogarse.

¿Qué te empodera en la mañana?

El poder saber que puedo dar gracias, si alguien me escucha. A que hago algo tan maravilloso y curativo como es el arte y la música. A que puedo vivir mi vida acompañada de tanta gente maravillosa, como los fans.

Si no cantaras, ¿qué harías?

Originalmente tenía muchas ganas de ser abogada penalista, pero creo que vi demasiadas películas. Tenía la idea de que iba a ser una penalista que iba a salvar al mundo, una persona a la vez. Defender todas las causas injustas. Y sé que en la vida real, a un abogado le tocan clientes de todo, inocentes y culpables. Creo que, aunque hubiera estudiado derecho, me hubiera decidido a ser activista e involucrada en temas de filantropía. Luchando por las causas perdidas del mundo. Quizá no tanto en cosas políticas, pero sí en cosas de derechos humanos.

Con tu voz, ¿a quién defiendes?

A cualquier persona que tiene ganas de ser feliz y aceptarse como es. Todas las descripciones que se te puedan ocurrir a partir de eso: físicas, mentales, ideológicas, religiosas, de diversidad sexual... todo.

¿Cuál ha sido la mayor locura que haz hecho por amor?

Cada vez que me enamoro me parece que es una locura, porque, cada vez que lo haces sabes que te estás metiendo en un lugar desconocido para tus emociones. Sólo conoces una parte, lo que va a pasar al principio. Es un momento que todo es emocionante, pero después, viene una aventura que puede ser la más divertida o aburrida de tu vida. Enamorarse es una locura y nunca lo voy a dejar de hacer.

¿Qué recuerdos de tu infancia te hacen más feliz?

¡Hay muchos! Me acuerdo de mis hermanos, cuando iban a la escuela por mi, porque mis hermanos me llevan 12, 15 y 19 años. Yo era el pilón. Me acuerdo que iban por mi a la escuela y yo me creía lo máximo. Era su súper fan. Me cargaban y me llevaban en los hombros. También me acuerdo de mi mami, siempre viéndome con unos ojos de amor infinito. Cuando, a los 5 años, me iba a su cama en la noche porque tenía pesadillas y tenía miedo, y siempre me recibía con amor. Y siempre apoyándome en mi amor por la música. O a mi papá, contándome historias de Santa Clos. Diciéndome que lo había visto bajar. A mi, realmente, me daba igual si me llegaba un regalo o nada, pero me emocionaban las historias que me contaban. Y siempre, lo que sea que me dejara, siempre me dejaban cartitas que hacían. Y me ponían cosas que yo me sentía súper especial. Me daba mucha emoción en la mañana. La verdad, mi familia me regaló una infancia muy bonita.

¿Tienes algunas prendas de buena suerte?

Antes era muy supersticiosa con eso y traté de quitármelo. Así que me quedé con dos cosas. Una de ellas es un anillo que me regaló mi mamá. No es anillo muy valioso, pero tiene un gran significado sentimental. Entones, si quiero que me vaya bien, me lo pongo. La segunda es ropa interior, tengo algo con la ropa interior roja para la buena suerte. ¡Sé que es una falacia!