Foodie con Clase| 18/02/2016 |11:19 |Foodie con Clase | Actualizada
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Finalmente llegó el momento que la mayoría de los mexicanos esperábamos. El día en el que escucharíamos el mensaje que el Papa Francisco anhelaba transmitir a su tierra Mariana. ¡Y vaya que llegó como un respiro de paz para nosotros! Fue claro, conciso, breve. No titubeó ni un segundo para condenar la corrupción, violencia, delincuencia, secuestros, narcotráfico… que habitan nuestro país.

A través de su mensaje, nos invitó a hacer nuevos acuerdos políticos para promocionar la dignidad de las personas. A los cristianos, a entregarnos a una política humana.

Nos exhortó a dejar las viejas propuestas para tomar nuevas y así superar el futuro. Lo que antes funcionaba, hoy deja de ser viable. Reinventarnos será el método más próspero para el cambio. Pues salir de una zona de confort es poner el pie en nuevos horizontes. Es… mover el pie y avanzar. Al mismo tiempo, también nos invitó a recuperar el pasado. A fusionarlo. A reiniciar un contacto con aquella identidad que aprendió a gestarse en la diversidad.

El servicio de la convivencia
El servicio de la convivencia

José Sade, Yamel Sade, Winnie Kanana, Dore Ferriz, Ángel Vazquez y Joe Ibarra

Así inició su intensa agenda en México, pero ¿qué come el Papa? ¿Cuáles son los protocolos para su atención? El misionero de la misericordia y la paz, quien vino a nuestra tierra también a dejarse mirar por su Madre, la Virgen de Guadalupe, llegó el sábado  a la Nunciatura después de sus magnos mensajes comunitarios, con el fin de tomar sus alimentos y gozar de una breve —pero bien merecida— siesta.

Disfrutó de una parrillada donde hubo langostinos, robalo, pollo, picaña. Arroz al parmesano. pastes pachuqueños, ensalada de nopales, sopita de hongos, y por supuesto vino mexicano.

Una mezcla  de platillos donde los chefs encargados de elaborar los alimentos del Sumo Pontífice, Winnie Kanan, Ángel Vázquez y Joe Ibarra, buscaron representar a varios estados de la República. Y por la  noche del sábado  lo esperaron con un delicioso carpaccio de alcachofa, trucha salmonada,  postre, café y té. Dicen que no come mucho

José Sade, director de Finestra Banquetería, y responsable de la logística del servicio gastronómico de Su Santidad, me platicó que el protocolo que se lleva a cabo en la mesa papal es muy sencillo y casero. Lo sirven siete monjas que habitan en la Nunciatura. El montaje de la mesa es tradicional con su copa de vino y agua y  eligieron manteles de Tenango de Doria, Hidalgo, para adornar la mesa.

En las bodas de Caná, Jesucristo multiplicó los alimentos. Así, el Papa es servido con una basta mesa que representa su amor por la cultura mexicana. Con la riqueza, no solo de nuestros recursos naturales, sino con la propuesta de los recursos humanos que pretenden ser más civilizados bajo un servicio de convivencia entre seres de buena voluntad.