Foodie con Clase| 03/09/2015 |12:13 |Foodie con Clase | Actualizada
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Por sus resplandecientes chispas ya era conocido por los romanos como vinum titillum. ¡Y solo por eso! Porque en aquel tiempo se trataba de un líquido turbio, aunque sumamente divertido para el paladar. Su look cristalino, como alótropo del carbón, se obtiene en Francia hasta el siglo XV. París, la ciudad de las luces, lo hace brillar bajo el nombre de Champagne. Un término que se utilizaba para designar a las tierras baldías.

El champagne florece con el nacimiento de Pierre Perignon en 1638 quien introduce muchos cambios en el método champagnoise. En 1670 fue administrador de la abadía de Hautvillers donde el Benedicto disponía de grandes plantaciones de viñedos. Perignon sabía que tras el invierno, el vino soltaba burbujas, por lo que intentó embotellarlo para su segunda fermentación.

Para esto se le presentó un problema, ¡tenía que cerrar la botella! Se le hizo que el tapón con el cual los peregrinos españoles cerraban sus cantimploras era buena idea. Así integra el corcho. Pero también mezcló y podó las uvas a 90 centímetros para mejorar su sabor. No permitió que ningún tipo de maceración modificara el sabor del mosto. A pesar de sus muchos esfuerzos, las burbujas fueron un misterio hasta que Louis Pasteur estudió la fermentación en el siglo XIX. Su efervescencia era tan alarmante que lo llamaban "vino del diablo". Las botellas estallaban, los tapones saltaban… Y es que quería llegar alto y lejos.

Como pueden ver, quedaban problemas por resolver. Pronto se subsanaron agregando azúcar para la segunda fermentación en la botella. La viuda de Clicquot logró eliminar los residuos sólidos que enturbian el vino espumante, perforando unas mesas donde puso boca abajo las botellas, las removía con el fin de depositar los posos en el tapón. Sacó el corcho y le puso uno nuevo… ¡Finalmente el champagne estuvo listo!

Dom Perignon: La elegante champagne que logró atravesar la majestuosa puerta de Versalles. De notas almendradas con la frescura de la manzana. Su aroma, ligeramente tostado.

Veuve Clicquot: Fundada por Philippe Clicquot-Muiron en 1772. Se elabora con vinos de las variedades de Pinot Noir(50-55%), Pinot Meunier (15-20%) y Chardonnay(28-33%) que le aporta elegancia y delicadeza. Se utiliza entre 25% y 40% de vinos de reserva de hasta 9 años de edad.

Tattinger: Bodega fundada en 1734 por Jacques Fourneux. En 1932 Pierre-Charles Taittinger la adquiere enamorado especialmente de la fineza y elegancia del Chardonnay, cepaje introducido en Reims por Thibault IV. Sus burbujas son pura seda. Expresivo, abierto, con aromas a melón, flores blancas y notas de vainilla. En boca es vivo y fresco, armonioso, con sabor de fruta fresca y miel. Retro eterno.