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Aunque el Palacio de Buckingham recomendó al príncipe Harry y a su prometida la actriz Meghan Markle no invitar a su boda a la polémica Sarah Ferguson, ellos decidieron invitarla a la celebración que se llevará a cabo el próximo 19 de mayo.
Sarah Ferguson es exesposa del príncipe Andrés, duque de York y es conocida en el mundo real por sus escándalos, por ello los consejeros reales no querían que fuera invitada a la boda, sin embargo Harry se salió con la suya, según medios británicos, pues su tía estará presente en la ceremonia.
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Conocida en el mundo de la realeza como Fergie, es considerada la oveja negra de los Windsor, pues llegó a la familia real como la plebeya que divertida que había logrado conquistar el corazón del príncipe Andrés pero con el paso de los años se convirtió en un dolor de cabeza para la corona británica.
Su conducta inapropiada, así como múltiples viajes acompañada de otros hombres que no eran su marido, ocasionaron el enfado del Palacio de Buckingham, pues la Duquesa de York se convirtió en un blanco de críticas de la prensa internacional.

Fergie tuvo un distanciamiento del príncipe Andrés tras el nacimiento de la princesa Beatriz, desde entonces su matrimonio fue cuesta abajo. Luego de su primer embarazo ganó peso y esa situación le causó severas críticas de la prensa, pues se burlaban de ella mostrando fotografías poco favorecedoras, incluso llegó a ser conocida como "duchess of Pork" en lugar de duquesa de York.
La crisis matrimonial fue en aumento y Fergie fue captada en diversas ocasiones en fiestas o situaciones comprometedoras con el millonario Steve Wyatt; por si eso fuera poco salieron a la luz imágenes de ella en topless junto a su asesor financiero John Bryan. Esos amoríos terminaron con su matrimonio y en 1996 el príncipe Andrés y Sarah Ferguson firmaron el divorcio.
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Ya separados, la tía del príncipe Harry, fue captada recibiendo dinero de un periodista, quien le ofreció 1.3 millones de dólares a cambio de que lo pusiera en contacto con su exmarido. Para justificar su conducta Sarah afirmó que se encontraba bajo los efectos del alcohol, pues afirmó que llevaba días bebiendo.
Por estas polémicas Sarah Ferguson se ganó el título de la Windsor"non grata" y no fue invitada a la boda del príncipe William y Kate Middleton, dejando en claro que aunque conserva su título de duquesa de York, no es bienvenida a la Casa Real Británica; por esto sorprende que Harry haya logrado incluirla en su lista de invitados a su boda con la actriz estadounidense Meghan Markle.
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