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El gobernante de Dubai, el emir Mohamed bin Rashid Al Maktum, es considerado uno de los hombres más ricos del mundo, él tiene grandes inversiones no solo en los Emiratos Árabes, sino en distintos lugares del mundo y uno de los destinos favoritos para bienes raíces es Reino Unido, sede de su reciente divorcio con la princesa Haya de Jordania.
Tras su comentada separación frente a tribunales londinenses, el jeque de Dubai se volvió una persona de alto interés del público, pues no solo se revelaron las atroces amenazas e intimidaciones que propició a su esposa Haya de Jordania, también se le ha acusado de ser el responsable de la desaparición de dos de sus hijas.
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Sin embargo, esto no es todo, el alcance del hombre quizá más poderoso de Medio Oriente no solo se limita al control que tiene sobre su personal y su gobierno, del mismo modo se extiende a sus millonarias inversiones.
De acuerdo con el Daily Mail, el Emir de Dubai tiene grandes activos en bienes raíces en Reino Unido, estos incluyen una finca en Surrey con un valor de 75 millones de euros, una mansión histórica de Suffolk y un extenso refugio en las Highlands con 63 mil acres de tierra.
Y por su gusto en las carreras de caballos, luego compró el histórico Dalham Hall en 2009 por 45 millones de libras, para servir como una granja de sementales cerca del famoso hipódromo de Newmarket.
Además, se dice que el jeque de Dubai, en otros intereses comerciales, es dueño de la aerolínea Emirates, que lanzó, un acuerdo de patrocinio de camisetas con el equipo del Arsenal Football Club, por un valor de 200 millones de euros por cuatro años, y tiene los derechos del nombre para su estadio del norte de Londres.
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Al principio de las audiencias por el divorcio y la custodia de los hijos de la princesa Haya de Jordania y el emir de Dubai, se especuló que la estrecha relación del gobernante y la reina Isabel pudiera verse lastimada, una vez el veredicto final de la corte se conociera, hasta el momento solo se sabe que Mohamed bin Rashid Al Maktum ha hecho todo lo posible por mantener oculto la resolución de su separación, pero ha fallado ante la corte.