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Hoy, 19 de octubre, el empresario Ricardo Salinas Pliego cumple 70 años. Y como es tradición, lo celebrará rodeado de su familia y su círculo más cercano.
Y es que si hay algo que disfruta el presidente de Grupo Salinas, es conmemorar su vuelta al sol con estilo.
Cada año, sus festejos se convierten en auténticas experiencias. Si quiere brindar en Europa, allá se van todos. Si prefiere una playa, arma la fiesta junto al mar.

No escatima en detalles ni en atenciones para “los suyos”, que incluyen tanto a seres queridos como a muchos colaboradores de sus empresas. Su generosidad es conocida y su cumpleaños, una fecha imperdible.
Pero entre todas sus celebraciones, hubo una que —literalmente— se salió del guión.
Así fue el cumpleaños más caótico y feliz de Ricardo Salinas Pliego
Era sábado 18 de octubre de 2003. El lugar: el restaurante Rivoli, uno de los más exclusivos de la Ciudad de México por aquellos años. A pesar del clima fresco, la adrenalina del personal mantenía todo caliente. Los meseros iban y venían, afinando cada detalle.

La lista de asistentes era de primer nivel: figuras de la política, el entretenimiento y la televisión. Por parte de TV Azteca, estaban Paty Chapoy, Sergio Sarmiento, Ingrid Coronado, Rocío Sánchez Azuara, Maggie Hegyi, Yahir y Lily Téllez, entre otros. También asistieron Esteban Moctezuma, hoy embajador de México en EE.UU., junto a su esposa Ana Cecilia Barbará.
Pero quienes más comentarios provocaron fueron dos viejos contrincantes políticos: Andrés Manuel López Obrador, entonces jefe de gobierno, y el Secretario de Energía, Felipe Calderón. Desde esos años no se podían ver ni en Linkedln. A los dos reyes del hielo mutuo, no les quedó otra que compartir el pan y la sal sin atragantarse e intercambiaron cortesías… y miradas filosas.
Velas, brindis… y contracciones
Lo que nadie imaginaba es que, mientras el ambiente se iba llenando de brindis y risas, María Laura Medina, esposa del empresario, vivía otro tipo de emoción... en una sala de hospital.
Justo esa tarde, a tan solo una semana de cumplir su segundo aniversario de bodas, María Laura de 32 años, comenzó a sentir contracciones. Su primer hijo había decidido llegar al mundo un mes y medio antes de lo previsto.

Sin perder tiempo, fue trasladada al Hospital ABC del DF, acompañada por Ricardo. A las 8:20 p.m., nació el bebé por cesárea, en perfecto estado de salud, pesó 2 kilos y 300 gramos. La mamá también estaba bien a pesar del gran susto.

En el Rivoli, los invitados comenzaban a extrañarse por la ausencia del cumpleañero. Cuando se corrió la noticia de lo ocurrido, la sorpresa fue mayúscula, pero también celebrada con entusiasmo. ¿Qué mejor regalo de cumpleaños que la llegada de un hijo?

La fiesta dio inicio sin los protagonistas, pero cerca de la medianoche, apareció Ricardo en el restaurante acompañado por su suegra, la mamá de María Laura, la señora doña Guadalupe Espinosa de Medina.
Sin traje, vestido con chamarra y gorra, con una sonrisa de oreja a oreja y la emoción desbordada. Compartió con sus amigos los detalles del nacimiento, convirtiendo una noche planeada para celebrar un año más de vida, en una que celebraba dos.
María Laura y el bebé, al que bautizaron como Ricardo pero de cariño le decían Ricky, permanecieron cinco días más internados en el Hospital ABC de Observatorio. El empresario llegaba diariamente en el helicóptero de TV Azteca para ver a su esposa e hijo.

Ese día, Ricardo no solo sopló las velas por su cumpleaños. También dio la bienvenida a una nueva vida, haciendo de este festejo —literalmente— uno inolvidable.
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