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Después de un par de años de haber llegado a México sin tener un lugar establecido, Galerie Nordenhake, una de las galerías de arte contemporáneo más importantes en el mundo, con sedes en Estocolmo, Berlín y CDMX, se asienta de manera definitiva en la colonia Roma, a partir del 3 de diciembre, con un espacio diseñado y remodelado por la joven e internacionalmente reconocida arquitecta mexicana Frida Escobedo.
Entre otros trabajos importantes, Frida fue seleccionada por la Serpentine Gallery --uno de los museos más importantes de arte contemporáneo en el mundo, ubicado en los Kensington Gardens, de Londres-- para crear su famoso pabellón de verano en 2018, una construcción efímera que permanece montada durante la estación estival y para diseñar el cual normalmente se asigna a un arquitecto de talla mundial cada año. Otros de los seleccionados han sido nombres tan importantes como Zaha Hadid o Rem Koolhaas. Frida ha sido la arquitecta más joven en llevarlo a cabo.
Otros de sus trabajos también han estado involucrados de diversas maneras con el arte, como en la remodelación de la Tallera en 2010, que fuera el antiguo taller y residencia de David Alfaro Siqueiros en Cuernavaca o su propuesta en 2010 para el Pabellón Eco, en el Museo Experimental el Eco de la Ciudad de México.
El curador e historiador del arte, socio de Galerie Nordenhake, Toni Sarduní, inauguró formalmente el espacio de la sede mexicana con la exposición colectiva “Today”. Durante el desarrollo del proyecto arquitectónico, surgió la idea de dar a conocer al público el proceso de remodelación por el que atravesó el espacio de la galería y, a partir de esta idea, también surge el planteamiento de la exposición inaugural, que reúne por primera vez el trabajo de la arquitecta mexicana, con su obra “El otro” --una instalación compuesta por 21 vidrios extraídos de las ventanas de un ruinoso edificio de la década de los 70 en la colonia Juárez-- con dos artistas clave del arte contemporáneo en México y a nivel internacional: Francis Alÿs y On Kawara. La exposición inaugural toma su nombre de la serie homónima de Kawara, de la cual se expone una obra con el mismo nombre.
Tuvimos la oportunidad de platicar con Frida sobre su trayectoria y sobre este nuevo espacio que seguramente se convertirá en uno de los favoritos de la comunidad artística de la CDMX.
Cuéntanos, ¿cómo fue que decidiste convertirte en arquitecto?
No fue una decisión que tuviera muy clara desde un principio, sabía que quería algo relacionado con el diseño o el arte y me decidí por la arquitectura porque pensé que me daría una estructura un poquito más sólida, una mejor forma de organizar el pensamiento, y me funcionó muy bien, desde la primera semana me sentí muy contenta en Arquitectura. La intuición a veces sí funciona.
¿Dónde estudiaste?
Estudié en la Universidad Iberoamericana y después trabajé siete años de manera independiente. Tomé un break y me fui a hacer una maestría a la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, regresé y seguí trabajando. Aunque a veces me he asociado con amigos y colegas, la verdad es que siempre he trabajado en forma independiente y estoy siempre dispuesta a que el equipo crezca, a que se haga más compacto, o a hacer colaboraciones con otros arquitectos y despachos.
Frida Escobedo. (Foto: Adriana Hernández para Clase)
¿Cómo es que fuiste seleccionada para hacer el pabellón de verano en la Serpentine Gallery?
La verdad es que no estoy muy segura de cómo hagan su búsqueda, pero Hans Ulrich Obrist, que es el director artístico de la Serpentine, ya había estado un par de veces en México y ya había visto un poco de nuestro trabajo. Yo creo que además hacen una preselección basándose en la opinión de gente que ellos respetan y conocen.
Y ¿qué sentiste cuándo te dijeron que eras la seleccionada?
Fue una sorpresa muy grande, no me lo esperaba, nunca me hubiera imaginado que me iba a tocar hacer algo así, y pues también fue un poco entrar en pánico y en estrés porque hay que estar a la altura del proyecto. Pero, después fue una experiencia muy positiva, el grupo que está organizando el pabellón lo tiene todo muy claro, son muy organizados, facilitan muchísimo la tarea; tienen al mejor grupo de expertos para apoyarte con las decisiones de construcción, de estructura de instalaciones, entonces se vuelve una experiencia muy enriquecedora. Además, el grupo de curadores se volvió tan cercano que ahora los considero mis amigos, es como una relación muy positiva.
Y ¿cuál fue el concepto del pabellón?
En principio debe reflejar lo que caracteriza a tu trabajo, pero al mismo tiempo tiene que ser innovador y presentar ideas frescas, y era muy difícil porque ya había habido un buen número de pabellones muy interesantes y tenía que hacer algo diferente.
Una de las condiciones que me llamó la atención particularmente es que el pabellón no se destruye una vez que termina el verano, sino que se vende a un coleccionista privado o a una institución, entonces eso cambió esa condición de permanencia y de un proyecto específico al sitio. En este caso, se rompía este paradigma porque es una estructura que no sabes dónde va a quedar finalmente y entonces tiene que ser un concepto más subjetivo.
Esto nos llevó a pensar en que las personas miden el tiempo de manera abstracta, no está necesariamente relacionada con lo físico, sino con cómo se concibe el espacio. Y en este sentido, algo de lo más conocido son los meridianos y los paralelos, así medimos la distancia, el tiempo y la forma en la que nos relacionamos, y la línea cero, el Meridiano de Greenwich, está apenas a unos kilómetros de donde está la galería, entonces hacía mucho sentido que era algo que lo anclaba al sitio, pero después cuando se movía a otra ubicación, siempre iba a tener el eco de ese primer lugar donde estuvo.
El pabellón se alinea y su geometría responde a ese norte verdadero, entonces es una especie de brújula, cuando estás dentro del espacio, siempre sabes dónde estás ubicado en el planeta, es como un compás o un reloj de sol.
¿Cuáles son los puntos clave en tu arquitectura?
Lo primero que evaluamos en un proyecto es qué pregunta nos está planteando, ¿nos está abriendo una ventana a algo que nos interesa? ¿a cómo vive la gente? ¿a cómo se relaciona? ¿a un material en específico? La idea es que la arquitectura se vuelva una herramienta para entender el mundo y que sea responsable en todos los sentidos, en el uso de recursos, en cómo genera mejores relaciones para las personas que la van a habitar, en cómo interactúa con el medio ambiente y otras cuestiones.
¿Cómo es que se da a relación entre tú y Galerie Nordenhake?
Fue una invitación de Toni Sadurní y Claes Nordenhake, que estaban buscando un arquitecto en México. Empezamos a tener unas primeras conversaciones, ellos ya habían visto otros trabajos nuestros, y después de algunas pláticas y entrevistas, eligieron a la oficina.
¿Cuál es el concepto de lo que hiciste en la galería?
Hay muy pocos espacios en esta zona así, con claros grandes; quedan muy pocos y los que hay se están empezando a transformar en restaurantes u otras cosas. Es muy interesante ver que hay un espacio con esas condiciones en esta zona tan conectada como ésta, pero también tiene el problema de que está en una avenida súper transitada. Entonces, la idea es aprovechar ese espacio, pero generando dos filtros, el primero es como para dar una pausa, que salgas del ritmo de la calle, que puedas tener un momento así como “de tomar aire” y después ya acceder al espacio de la galería principal; de esa forma te preparas para ver la obra y ya pasas al espacio central.
Arriba estarán las oficinas y el showroom y de ahí se accede a un jardín trasero que es el segundo espacio de “colchón”. Al frente, en el primer espacio, junto a la recepción, está el departamento para albergar a los artistas que vengan a las residencias artísticas, pero la entrada a este espacio no es por la galería. Así que son tres distintos pequeños universos: la recepción y el departamento, el espacio central de la galería y la zona de oficinas y showroom con el jardín.
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Espacio de exhibición de la Galerie Nordenhake CDMX. (Foto: Cortesía)
¿Qué elementos consideras tú que debe tener una galería para que lo que luzca sea la obra y no la arquitectura del lugar?
Ése es uno de los retos más grandes de diseñar un espacio para exhibir arte. En realidad, hay que hacer muy poco, y eso es difícil porque siempre quieres poner tu sello. Es eso, generar un espacio donde se pueda dar una pausa, para dar paso a otro relativamente neutro, que más bien tiene que ver con la luz, con la ubicación de los muros, la proporción de la galería, cosas que son muy sutiles.
La luz en un elemento primordial en la apreciación del arte ¿aquí cómo lo manejaste?
Tiene que ver en principio con la orientación del edificio, que en este caso es buena, y el espacio en sí tiene muy buena iluminación, solo vamos a sustituir unos domos. La idea es bañar de luz natural el espacio durante la mayor parte del día. Por la noche hay un diseño de iluminación para el espacio en general y habrá específicos para cada exposición.
¿Cuál es entonces la idea central de tu proyecto en la galería?
Que sea un lugar donde la obra sea lo que resalte, que los espacios de soporte no estorben y que formen parte de la misma arquitectura pero que no interrumpan el espacio de exhibición.
Galerie Nordenhake estará, entonces, abierta a partir de hoy, en este innovador espacio, ubicado en Monterrey 65, en la colonia Roma.