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Hace unos días el hipódromo de Ascot volvió a convertirse, a lo largo de 5 días, en el epicentro del estilo británico con la celebración del Royal Ascot, el evento ecuestre más emblemático del Reino Unido y una cita ineludible para la realeza británica, la alta sociedad, celebridades internacionales y amantes de la moda.
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Fundado en 1711 por la reina Ana, Royal Ascot ha sabido evolucionar sin perder su esencia, manteniéndose como un escaparate único donde conviven la tradición ecuestre, la moda contemporánea y el protocolo más riguroso. Este año, la jornada del jueves —conocida como Gold Cup Day— reunió a miles de asistentes que, más allá del interés por las carreras, acudieron para ser parte de una escena social que fusiona elegancia, cultura y espectáculo.

Royal Ascot se ha hecho famoso no solo por las múltiples personalidades que asisten a estas carreras --incluida la familia real, en muchas ocasiones casi al completo--, sino por la tradición de usar sombreros extravagantes que se remonta a la reina Ana, quien estableció un estricto código de vestimenta para preservar la elegancia del evento ecuestre.
Con el tiempo, especialmente desde el siglo XIX, el uso de sombreros se convirtió en una forma de destacar dentro de la alta sociedad británica, y hoy en día es una competencia de creatividad tanto como de estilo. En el Royal Enclosure, la zona más exclusiva del hipódromo, las mujeres están obligadas a llevar sombreros con una base mínima de cuatro pulgadas, lo que ha impulsado el auge de tocados esculturales, pamelas monumentales e impresionantes fascinators.
Este año, los tocados más comentados incluyeron desde estructuras florales que recordaban jardines flotantes hasta esculturas minimalistas de diseño arquitectónico.
Una experiencia para todos
Al llegar a Ascot, el ambiente festivo es inmediato; grupos de amigos, familias enteras y visitantes de todas partes del mundo avanzan hacia el hipódromo en un desfile de colores, tocados y outfits cuidadosamente elegidos.

Aunque muchos imaginan que Ascot es un evento reservado a la aristocracia, lo cierto es que existen distintas zonas que permiten adaptar la experiencia al estilo y presupuesto de cada visitante. Desde la formalidad impecable del Royal Enclosure, hasta el ambiente más relajado y accesible de la Windsor Enclosure, cada espacio tiene su propio código de vestimenta y su carácter. En todos ellos, el respeto por la tradición es fundamental, pero hay espacio también para la expresión personal.
Este 2025 marcó la consolidación del diseñador británico Daniel W. Fletcher como director creativo del evento. Conocido por vestir a figuras como Harry Styles, Fletcher ha propuesto una renovación sutil pero firme en la manera de vestir en Ascot: guías más inclusivas, promoción de la moda sostenible, y una estética que conecta con las generaciones jóvenes sin romper con la herencia del evento. Su visión ha logrado refrescar el estilo de Ascot, invitando a explorar nuevas formas de elegancia y diversidad cultural sin perder el rigor británico.
Gastronomía, tradición y burbujas
Durante la jornada, tanto en las zonas comunes como en los palcos privados, la oferta gastronómica incluyó desde opciones gourmet hasta clásicos británicos como los sándwiches de pepino, el Eton Mess —postre elaborado con fresas, merengue y crema batida—, y los populares egg & cress pinwheels, enrollados de huevo con berros servidos en pan blanco. El cóctel Pimm’s sigue siendo un favorito entre los asistentes, pero este año lo que realmente brilló fue la champaña rosé de Moët & Chandon, servida en copas heladas y presente en todas las áreas VIP del recinto. El prestigioso espumoso francés reafirma su papel como la bebida insignia del verano británico.
Personalidades presentes
Entre los rostros reconocibles estuvieron las sobrinas de lady Diana Spencer, Eliza y Amelia; el hijo de Liam Gallagher, Lennon Gallagher; Jerry Hall y su hijo Gabriel; David Beckham; Elle Macpherson y muchísimos más.
En el carruaje real, pasearon el rey Carlos III y la reina Camilla con el príncipe de Gales, William, y el príncipe Faisal bin Salman Al Saud, de Arabia Saudita.

Otros miembros de la familia real también se dejaron ver a lo largo de los días como la princesa real Ana, sus hijos Zara y Peter Phillips con sus respectivas parejas, los duques de Edimburgo Eduardo y Sophie, y la princesa Beatrice y su esposo, Edoardo Mapelli.
Vimos también por ahí a algunos connacionales, orgullosamente mexicanos, que no perdieron la oportunidad de asistir con atuendos impecables, demostrando que el estilo nacional puede brillar en cualquier rincón del mundo.
Royal Ascot es mucho más que un evento deportivo. Es una celebración de la historia británica, del estilo personal y del arte de convivir bajo reglas claras que dan sentido al ritual. Para quienes tenemos la fortuna de vivirlo, Ascot se convierte en una experiencia multisensorial donde cada detalle —del sombrero al canapé— es parte de una tradición que sigue tan viva como sus colores de verano.