Foodie con Clase| 28/08/2015 |13:30 |Foodie con Clase | Actualizada
13:30

En los años 20, la pizza ya era un alimento tradicional internacionalmente posicionado en las ferias italianas de Norteamérica. Tras la Segunda Guerra Mundial (1939 al 45) su consumo se popularizó a tal grado que la cantidad de pizzerías que se abrieron dieron pie a las franquicias... una nueva forma de entender los negocios y hasta la evolución social.

Esto lo comento porque era vista como un alimento humilde, propio de una alimentación muy básica lejos del lujo y hasta la educación. Pero su gusto manso hábil logra atrapar los paladares más exóticos. Como el de Fernando I de Borbón, quien se escondía para poder disfrutarla. Y es que la reina repudiaba este mandar. Entonces a Don Fernando no le quedaba otro remedio que escaparse del castillo y la corte para visitar el horno de Antonio Tesa, su pizzaría predilecta.

Su afinidad al platillo lo motivaba a saltarse la muralla del protocolo Napolitano y coincidir en la futilidad del placer mundano.

Al parecer la satisfacción es genética, porque su hijo, Fernando II hizo lo imposible para que la pizza fuera aceptada en la alta sociedad. Le pidió a Domenico Testa que, en honor de las damas de la Corte, hiciera una demostración de su arte en los jardines de Capodimonte. La pizza de don Domenico entusiasmó tanto al monarca que al pizzaiolo le fue concedido el título de monzù, una derivación del francés monsieur, que se reservaba en exclusiva a los chefs que trabajaban en las casas de la alta sociedad.

Fernando II era tan aficionado a la pizza que hizo que se construyeran hornos especiales para prepararla en los alrededores del palacio.

Tras los Borbones llegó al trono la Casa de Saboya. Italia Caminaba hacia la unificación... ¿y qué mejor unificación que la pizza? Tanto Humberto I como su esposa Margarita fueron recibidos en Nápoles con honores. Cuando la reina pidió una pizza, Raffaele Esposito compuso una con albahaca, mozzarella y tomate, recordando los colores de la bandera del nuevo Estado. La llamó marguerrita. Por ello la pizzería de don Raffaele recibió el título de “Fornitore della Real Casa”. Hoy en día la marguerrita sigue siendo la pizza más famosa. Su sabor es, simplemente, delicado. Quisiera recomendarte tres lugares... tres, como sus ingredientes:

1. Carolo: Punto de encuentro de la ilusión de Carlos y la mejor panadería. Hay en Bosques, Plaza Carso, Interlomas y Santa Fe. ¡Pídete una pizza de pasada con alcachofa a las brasas y las tostadas de atún o el carpaccio de res.

2. Loggia: En Emilio Castelar 44 hay un rincón de cocina típica italiana. ¡La pizza es una belleza! No la dejes de probar.

3. La Nonna: En la Condesa y en Polanco puedes degustar de su deliciosa carta de pizzas. Acompáñala con un delicioso vino y aprovecha para degustar algo del menú vegetariano.