The Bright Side| 28/08/2015 |14:20 |The Bright Side | Actualizada
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Es muy fácil para cualquiera sentir empatía por alguien que piensa, actúa y opina igual que nosotros. Incluso si está pasando por una situación que nos es familiar porque ya la hemos experimentado antes.

Pero, ¿qué pasa cuando nos encontramos ante ideas diametralmente opuestas a las nuestras? Esto nos causa incomodidad y a veces enojo. Y podemos reaccionar de acuerdo a la frase que dice “O estás a mi favor o contra mí”. Esta es una manera muy drástica de ver la vida y nos puede acarrear muchos problemas en nuestras relaciones con los demás. Y hay muchas veces en las que nos cuesta “ponernos en los zapatos del otro”.

Hay una frase que alguien me dijo hace muchos años: “Te entiendo, pero no lo comparto”. Esto es que los seres humanos hacemos lo mejor que podemos, de acuerdo a las circunstancias en las que nos encontremos, nuestras creencias, experiencias y recursos. Si tenemos esto muy presente, nos será más fácil ser empáticos con los otros. Aunque lo que estemos escuchando pueda sonar ridículo, absurdo o el calificativo que le queramos poner.

El juicio hacia los demás es lo que nos hace ponernos por encima de ellos y tratarlos como si fueran inferiores. Entonces, si nos ponemos en un espacio neutro, en el que dejemos a un lado nuestros temas y podamos comprender de manera profundda al otro, desde su propia historia, lograremos ese entendimiento del por qué esa persona se deselvuelve de cierta manera.

Ese es el primer paso. Ahora, si con todo y este ejercicio sigues en desacuerdo con él/ella, el siguiente paso es expresar que no compartes su manera de actuar o de hacer. Y está bien. Lo interesante de la diversidad es que seamos individuos con maneras distintas de actuar, de pensar y eso es lo que hace que el mundo sea maravilloso. 

No tenemos que estar de acuerdo con todo y con todos para poder tener relaciones armoniosas, ni siquiera es obligación mantenernos cerca de personas con las que no estamos de acuerdo. Pero muchas veces por alguna u otra razón tendremos que seguir conviviendo con ellos, porque son familiares, pareja, amigos o compañeros de trabajo y esta postura ayuda mucho a suavizar la manera en la que convivimos con ellos.

Esta nueva forma de ver las cosas nos puede abrir puertas a un mundo de posibilidades desconocidas y a fortalecer nuestras relaciones.