Gente con clase| 22/11/2018 |00:28 |Aracely Garza | Actualizada
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Una vida entera, esos son 45 años. Casi cinco décadas que Liliana Melo de Sada y Federico Sada han pasado juntos: enamorados, con tres hijos, seis nietos y con el compromiso de ayudar a su ciudad y a su país con el mismo ahínco y esfuerzo que los ha caracterizado como pareja.

El ex director general de Vitro, cuyos antepasados fundaron esta empresa, y la reconocida filántropa y promotora cultural nos reciben en su casa de Acapulco para hablar de cómo han sido estos 45 años como pareja. De entrada, durante la sesión de fotos, los dos no dejaban de abrazarse y de decirse las cosas más tiernas mientras sus tres nietas, hijas de su hijo Federico, los miraban atentas.

“Fue muy raro porque de repente no me acordaba que cumplíamos 45 años de casados”, nos confiesa primero Liliana. Los Sada Melo se encontraban de viaje en Francia, específicamente en Saint-Martory, a 40 minutos de Toulouse, cuando cayeron en la cuenta de su aniversario y decidieron hacer una cena con sus hijos Federico y Liliana, así como con sus nietos, y la pareja invitó a un chelista y a una violinista de la Orquesta Sinfónica de Toulouse a que les dieran un concierto. El único que no pudo asistir fue su tercer hijo, Mauricio y su esposa Rutsofía, pues acababa de nacer su hija, Julia.

Del presente pasamos al futuro. Nos interesa saber cómo fue el flechazo de esta conocida pareja y, sobre todo, cómo continúan así de enamorados y felices. Pero vamos por partes.

Liliana y Federico nos cuentan divertidos que se conocieron en una boda y que en realidad ella salía con un primo de él en ese momento. En ese entonces Federico tenía seis meses de vivir en Monterrey, pues desde los 12 años sus papás lo habían mandado a estudiar a Estados Unidos. Así era la costumbre. “Se me hizo muy guapo, interesante, pero tenía 15 años, él tenía 23, yo ni siquiera estaba pensando en casarme”, admite Liliana. Él, sin dudarlo, dice que le pareció “hermosa” desde que la vio.

¿Qué te conquistó de Federico?, le preguntamos a Liliana. “Su honestidad, su transparencia. También tenía mucha educación tipo americano, que era muy práctico porque estuvo muchos años en Estados Unidos, entonces eso me gustaba mucho, y muy definido también. Por ejemplo, en la universidad él se quería ir a Francia o a Suiza, y hasta que no lo logró no descansó. Él ya no quería volver a Estados Unidos porque vivió nueve años allá, era mucho volver otra vez”, responde. Y así, a los 17 años y tras un año y ocho meses de noviazgo, una jovencísima y radiante Liliana Melo se casó con Federico Sada el 28 de junio de 1973 en la iglesia de Fátima.

Liliana y Federico Sada, una historia de amor para siempre
Liliana y Federico Sada, una historia de amor para siempre

Primer año de casados y una sorpresa

Una de las razones por las que se casaron tan jóvenes, es que Federico buscaba hacer la maestría en Suiza y no quería irse solo. “Él no quería bajo ninguna circunstancia irse solo porque de hecho yo se lo sugerí: ‘Te puedo esperar aquí dos años, estoy muy chica’ y me dijo: ‘No. Vente conmigo’, recuerda Liliana.

El empresario estudió su maestría en administración en la ciudad de Lausana durante casi dos años. A los primeros seis meses, la pareja recibió una agradable, pero sorpresiva noticia: estaban esperando a su primera hija, Liliana. “Nos asustamos mucho, porque nosotros pensábamos tener hijos cuando termináramos la maestría, ya en Monterrey, ya acomodados en la casa, nunca nos imaginamos esa sorpresa. Luego fuimos los papás más felices del mundo cuando nació Liliana, pero sí, no tienes ayuda, vives en un país completamente distinto, no tienes familia, no conoces a nadie”, nos revela la filántropa, quien se estrenó como mamá a los 19 años. Como sucedería con los siguientes dos partos, Federico acompañó a su esposa durante el nacimiento. Cuatro años después nació Federico hijo, ya en Monterrey, y tras otros cuatro años, llegó Mauricio.

Liliana y Federico Sada, una historia de amor para siempre
Liliana y Federico Sada, una historia de amor para siempre

Su etapa como papás y filántropos

Tanto Liliana como Federico se han distinguido por involucrarse siempre en causas filantrópicas y, además, lo han hecho apoyándose el uno al otro. Con Yolanda Santos, Liliana fundó el Ballet de Monterrey, hace casi 30 años y, hace dos décadas, tomó las riendas de la Escuela Superior de Música y Danza, que había fundado Carmen Romano de López Portillo, esposa del ex presidente de México, José López Portillo. Fue también presidenta del Festival Internacional de Santa Lucía.

Federico, además de ser director general de Vitro, una de las empresas más reconocidas de México y un ícono regio, fue presidente durante 23 años del patronato del parque Chipinque, entre otras asociaciones. Justamente hace unos meses, Liliana le realizó una reunión sorpresa con sus hijos e invitados especiales para entregarle un libro que le hicieron en homenaje por su apoyo a este parque tan emblemático de Monterrey.

Pero hablando de su etapa como papás, nos confiesan que Federico era el estricto en casa, mientras que Liliana era más relajada. Para él, tal como le enseñaron en su casa, siempre fue primordial que sus hijos fueran buenos estudiantes. “Casi siempre nos poníamos de acuerdo. Federico me dejaba mucho ser mamá. Él tenía mucho trabajo y no paraba nunca, entonces yo trataba de nivelarlo. A veces no lo veían, yo por eso también pude hacer mil cosas”, nos dice ella.

Fue cuando nació su último hijo que Liliana tomó la decisión de hacer algo más por su ciudad. Tenía una gran inquietud de ayudar, no solo a su familia, sino a la propia sociedad. Al principio se metió a trabajar en una escuela de niños de lento aprendizaje, que tenía una amiga suya, y ese fue el comienzo de su trayectoria filantrópica. Tenía 25 años en ese entonces y hasta la fecha no ha parado.

Hablando sobre sus hijos, nos dice que cada uno de ellos es muy diferente entre sí. Por ejemplo, de su hija dice que salió mucho a los Sada, pues ella es muy dedicada con los temas de educación de sus pequeños. De Federico y Mauricio admira su caballerosidad y agrega que son muy intelectuales como su papá y que les encanta leer como él.

Y haciendo también un recuento de la trayectoria de entrega de Liliana, ella nunca deja de agradecer a su esposo, y agrega que nunca se imaginó de joven todo lo que haría por su ciudad. “Nunca, nunca en mi vida. Yo sí creo que mucho fue porque en esta cultura nuestra a las mujeres no nos dejan hacer cosas, y el tener la libertad y la seguridad de un marido que me decía ‘yo te ayudo, aviéntate’, eso me ayudaba mucho”, afirma.

Actualmente Liliana continúa en los consejos de los 3 Museos, en el Museo de Arte Popular, con Marie Thérèse Arango, así como en otros. En el museo Marco fungió como consejera durante 23 años, pero renunció el año pasado. Ahora se encuentra terminando un libro sobre su vida y trayectoria, pues quiere inspirar a otras mujeres, así como con el proyecto del Paseo de la Mujer Mexicana para reconocer a las mujeres y la historia de México.

Liliana y Federico Sada, una historia de amor para siempre
Liliana y Federico Sada, una historia de amor para siempre

El reto más difícil de los Sada Melo

Hace 10 años Liliana y Federico, junto con sus hijos, experimentaron la tragedia más grande como familia. El empresario estaba a punto de entrar a la regadera para bañarse, a las siete de la mañana, cuando se resbaló, se dañó las cervicales y tuvieron que sacarlo de ahí en camilla. “Fue bien complicado porque estuvo a punto de quedarse parapléjico y lo operaron en Monterrey dos veces, no funcionó, pero le salvaron la vida. Entonces tuvimos que ir a Houston, a los seis meses y otra vez todo el proceso. Fueron como seis operaciones de gravedad de 10 y de 12 horas, muy difícil”, nos cuenta Liliana. Federico se quebró la tercera, cuarta y quinta cervical y al operarlo le pusieron unas de titanio.

Las largas esperas y idas y venidas al hospital en Houston marcaron y unieron a la familia, quienes en todo momento se apoyaron para que el empresario saliera adelante. “Es un milagro que Federico esté vivo, que camine, porque los doctores de México de pronto nos decían: ‘No sabemos si va a poder caminar’. Las terapias fueron muy intensas para que caminara, como dos años”, agrega.

Fue justo que también la casa de Acapulco, donde hicimos esta entrevista y sesión de fotos, tomó especial relevancia pues el clima cálido fue benéfico para la salud de Federico. Este accidente coincidió además con la muerte de su papá, Adrián Sada Treviño, y en noviembre de 2008, el esposo de Liliana presentó su renuncia a la dirección general de Vitro.

Por este lamentable accidente, el empresario tuvo tres operaciones por la garganta y otras cuatro por el cuello. Su tono de voz no es el mismo de antes y habla bajito. Tuvo que desacelerar su ritmo de vida y dejar atrás las actividades de deportes extremos que le encantan. “Él era muy arriesgado, hacía cosas muy peligrosas, los deportes de alto riesgo le fascinaban. Se lo prohibieron. Los doctores le dijeron: ‘Olvídate del montañismo, nada de rock climbing, caminata sí, pero colgarte de arneses y esas cosas no’”, nos contó Liliana.

Desde este suceso, la filántropa admite que ha aprendido a tener un poco más de paz en su vida, pues dice que es muy inquieta, lo que le ha permitido ver todo en perspectiva. “Cuando estás adentro de todo ves borroso, cuando te sales tantito ves las cosas en perspectiva y puedes hacer un análisis mucho más completo y minucioso pero frío, y entonces al hacerlo así ves las cosas desde otro modo”, reflexiona.

Liliana y Federico Sada, una historia de amor para siempre
Liliana y Federico Sada, una historia de amor para siempre

Los secretos de su matrimonio

En este momento de la entrevista estamos platicando con Liliana y Federico en la sala de su casa, que compraron hace 12 años, pues tenían una casa muy cerca, y la remodelaron totalmente ya que estaba muy descuidada por sus anteriores dueños. El empresario en ese entonces adquirió esta casa pensando en su jubilación y para que sus hijos y nietos la disfrutaran. Las fechas de su recuperación del accidente y cuando se terminó de remodelar coincidieron. Ahora, todos los veranos y casi todas las navidades los pasan en esta casa.

La decoración de la residencia es simplemente espectacular. Los cuadros que adornan las paredes, así como las esculturas, los compró el empresario en sus múltiples viajes por el mundo. “Federico es muy coleccionista, yo no tanto, todos los cuadros los compró él. En los viajes, cuando iba con mis hijos a las cacerías o a los lugares muy exóticos y así, de repente llegaba y le decía: ‘¿Qué voy a hacer con todos esos cuadros?’ y él respondía: ‘Algún día los vamos a usar’”, recuerda.

Sobre las claves para durar tantos años de casados y, no solo eso, sino felices, Liliana tiene la respuesta de manera inmediata. “Yo creo que en el matrimonio hay dos cosas que todos tenemos que hacer y que se nos olvida: perdonar y perdonar. La misma Biblia dice 70 veces siete, y siempre tener mucha compasión de tu pareja. Alguien el otro día me definió que la compasión es ‘compartir el dolor’ y cuando te pones en los pies del otro, te ayuda mucho a sobrellevar todo, la empatía, pero yo creo que está basada mucho en la compasión”.

Federico interviene a su vez en la conversación y dice que la “paciencia, tenacidad, perseverancia, cariño y amor” han sido los valores y virtudes claves para su matrimonio con Liliana. Ella, a su vez enfatiza en los cambios de la relación, algo que hasta que se ha vivido tantos años con una pareja se puede comprender. “No te casas con alguien que no quieres, te casas enamorada, pero conforme van pasando los años la relación va cambiando mucho, te vuelves compañero de vida, no como cuando estás jovencita que todo es una ilusión bárbara. Ahora todo es un compañerismo más tranquilo”, explica.

Liliana y Federico Sada, una historia de amor para siempre
Liliana y Federico Sada, una historia de amor para siempre

Y, sin duda a estos consejos que comparten tendríamos que agregar el de compartir una pasión o varias, que en el caso de esta pareja, además de sus hijos y nietos, es la filantropía y el viajar por todo el mundo. Durante nuestra plática y reflexión sobre el matrimonio, Liliana además hace énfasis en un mensaje que le quiere dar a los más jóvenes, uno que siente que se ha ido perdiendo con el tiempo. “La vida está llena de decisiones y las decisiones que tomas son nada más tuyas y tú puedes elegir ser feliz y ser infeliz, y eso nadie te lo puede dar. Entonces no hay que aventarle al otro la responsabilidad de que te haga feliz, no es justo. Feliz eres tú o infeliz eres tú, ese es mi consejo para los que se están casando”, añade.

También habla sobre el creciente uso de las redes sociales, en especial Instagram, donde la vida en pareja puede verse perfecta y muchos podrían irse por la fantasía de que en un matrimonio todo es fácil o todo son viajes y fiestas. Destaca además que la belleza y los cuerpazos se terminan acabando con los años y tiene que haber algo más que sustente el matrimonio. “No hay vida así, ni sola ni acompañada, todos los días es una lucha continua. Yo digo que el matrimonio es un trabajo de 24/7, siempre tienes que estar pendiente del otro y eso se devuelve. El otro también tiene que estar pendiente de ti, pero en el momento que tú dices ‘yo, yo, yo’ se acabó la vida”, agregó.

Lo que ambos destacan en especial de su matrimonio es la felicidad que, desde que nacieron, les han dado sus hijos y ahora a sus seis nietos. “Mejor que nunca”, dice Federico cuando le preguntamos cómo han vivido su etapa como abuelos. Y mientras que Federico sonriendo comenta que para él estos 45 años han sido como “45 segundos”, a Liliana le preguntamos si volvería a vivir estos 45 años con él y responde segura: “Sí. Con otro quien sabe, pero con Federico sí”.

Liliana y Federico Sada, una historia de amor para siempre
Liliana y Federico Sada, una historia de amor para siempre