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Vivió una infancia en fríos internados ingleses. Su padre, Felipe de Edimburgo, nunca fue cariñoso con Carlos porque él tampoco recibió afecto de sus progenitores; y su madre, la reina Isabel II, estaba muy ocupada al frente de la corona inglesa como para ser una dulce ama de casa. Su única compañera era la soledad y creció con grandes inseguridades.
Por si fuera poco, después de encontrar a su único amor, Camila Parker, no se pudo casar con ella porque una mujer divorciada no era bien vista en las cortes reales. El príncipe de Inglaterra no tenía muchas opciones fue entonces que llegó a su vida Diana Spencer, su primera esposa y madre de sus dos hijos, los príncipes William y Harry. Pero la tragedia apareció: Lady Di murió en un aparatoso accidente, una historia por demás conocida.
A punto de cumplir 70 años, el periodista Robert Jobson quería descubrir con la biografía, “Carlos en sus setenta, pensamientos, esperanzas y sueños”, un retrato honesto, claro y real del príncipe y para ello se dio a la tarea de ser su sombra día y noche y revelar cómo es realmente el heredero a la corona.
Lo que no le perdonan sus hijos
Carlos nunca estuvo enamorado de Diana y aquello se complicó aún más gracias al carácter sensible de ella. Pero, ¿cómo vivió él aquellos años? Robert cuenta en su libro que Carlos tenía grandes dudas sobre su compromiso con Diana Spencer porque sentía que realmente no conectaba a nivel personal con ella. “Durante las semanas previas a la boda, trataba de hablar con ella sobre sus compromisos laborales y el tipo de día que había tenido, y Diana lo miraba con ojos vacíos”. El autor confirma lo que ya otros escritores y libros han dicho de Lady Di, que sufría cambios de humor y rabietas que su prometido no entendía y claro, la diferencia de edad se hacía presente, 13 años de distancia los separaban. Diana, en ese entonces, tenía sólo 19 años y el príncipe tenía 32.
Además de la presión que sentía en ese momento el príncipe de Gales para casarse, su inmadurez y miedo para expresar sus verdaderos sentimientos a su madre complicaron la cosas.
Podría decirse que la pareja había tenido un romance express y para el día del compromiso sólo se habían visto una decena de veces.
El autor cuenta que Carlos pensó en cancelar la boda pero muchas situaciones se lo impidieron. Primero, el hijo de Isabel II no quería dañar el honor de la hija de Lord John Spencer. “Las cosas eran muy diferentes en aquellos días. El poder y la influencia de los medios que impulsaron un compromiso y luego una boda eran imparables”, a los ojos del príncipe Carlos. “De haberme retirado, como pueden imaginar, hubiera sido un cataclismo. Por eso estaba permanentemente entre el diablo y un mar azul profundo”, declaró Carlos en alguna ocasión, según afirma su biógrafo.
El heredero inglés sentía que aquel matrimonio era “como una llamada del deber” que le hubiera gustado terminar con los ojos cerrados. Para un joven inseguro como Carlos lo más fácil fue seguir el cuento y llevar por dentro su viacrucis. Esa decisión no tomada a tiempo desató una serie de eventos desafortunados que le ha costado principalmente su felicidad, la mala reputación y poca popularidad.
El principio del fin en esta historia empezó con el divorcio y terminó con la desafortunada muerte de la princesa Diana en agosto de 1997. El precio de sus errores no terminaría de pagarlo con la muerte de su primera esposa, sus hijos se encargaron de cobrárselo con una fría relación.
Lo difícil de ser papá soltero
La muerte de Diana marcó la vida de los príncipes William y Harry que, apenas tuvieron conciencia de lo sucedido, montaron contra su padre una batalla de amor y odio que hasta le fecha sigue. En este libro, Jabson relata esa relación. Sobre William, el autor señala que tiene el mismo carácter a veces “pronto” de su madre. La relación entre padre e hijo no es tan fluida pues William tiene un carácter muy difícil que pone a temblar a más de dos en palacio. Y es que nunca le perdonará lo que hizo sufrir a su madre, eso está claro.
Luego del nacimiento de su primer hijo, el príncipe George, el duque de Cambridge se volcó en su familia, la cual le ofreció el calor de hogar del que nunca gozó en su infancia. Estaba feliz de tener al fin la suya y se retiró para disfrutarla, lo que provocó algo de recelo en Carlos que, según este libro, se sintió olvidado.
Con Harry, ahora su relación ha mejorado considerablemente y gracias a Meghan Markle quien, al conocer a su suegro, quedó encantada con su humor y personalidad. La conquistó de tal manera que a partir de ese momento la ex actriz motivó a Harry a acercarse más a su padre. Además de pagar la boda, Carlos ayudó a Meghan a elegir la música. El príncipe realmente se esmeró en hacerla sentir bienvenida a ella y a su madre, Doria Ragland. Hasta la acompañó al altar debido a la ausencia de su padre, Thom Markle.
El hijo de Isabel II sabía que era su oportunidad de recompensar a Harry por el pasado y no la desaprovechó. Muchas veces ausente y pocas veces acertado, a Carlos le cuesta mucho descifrar el estado de ánimo de William y Harry, igual que le pasaba con Diana. Una relación de muchos subes y bajas pero que va mejorando poco a poco al lado de su ahora esposa, Camila Parker Bowles.
