Gente con clase| 01/09/2016 |06:00 |Texto: Lizbeth Cruz / Fotos: Héptor Arjona | Actualizada
06:00

Puntuales a la cita nos recibió la familia Álvarez Robles, los hermanos Lázaro y Francisco acompañados por Lázaro Álvarez Villaseñor, para abrir en exclusiva las puertas del nuevo restaurante Prendes, ubicado en Polanco, en el Palacio de los Palacios, que se inaugura este 1 de septiembre. Aún supervisando los últimos detalles de la decoración, nos dieron un tour por el lugar y no solo nos contaron algunas anécdotas sino que también compartieron la emoción que sienten por este opening.

A la entrada recorrimos un amplio pasillo y a un lado se ubica la terraza destinada para quienes aman pasar un rato divertido al aire libre entre botanas y bebidas. En la decoración destacan las áreas verdes y los grandes candiles que iluminan el lugar. Luego entramos al gran salón con capacidad para más de 200 personas y finalmente subimos por una hermosa escalera hacia el salón privado, donde se desarrolló la entrevista sólo para CLASE.

EN PORTADA: Familia Álvarez, dinastía gastronómica
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Hablar del restaurante Prendes es referirse a toda una tradición, es hablar de una dinastía dedicada por más de 100 años al negocio gourmet. Seguramente a las nuevas generaciones no les dice mucho el nombre del lugar, pero sin duda a sus padres y abuelos los remontará a grandes recuerdos e historias inolvidables. Para más de una familia distinguida, este lugar se convirtió en una parte importante de su historia. Al leer esta entrevista estamos seguros que recordarán aquellos días en los que en más de una ocasión departieron no solo con sus seres queridos, sino también con personalidades de todos los ámbitos, ya que fue considerado el lugar preferido por las familias de abolengo y de la alta sociedad.

El Prendes nació en 1892. Los hermanos Manuel y Rafael Prendes llegaron a México a probar suerte y fundaron el emblemático restaurante, que se convirtió en el lugar que por excelencia visitaba todo aquel personaje importante dentro de la sociedad mexicana. Hoy por hoy conserva su prestigio y calidad. Lázaro Álvarez Robles nos cuenta la historia.

EN PORTADA: Familia Álvarez, dinastía gastronómica
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“Desde España mandaron a mi abuelo Lázaro Álvarez García a América, como acostumbraban en esa época, para trabajar; tenía 15 años cuando llegó a La Habana y ahí le dijeron que se fuera a México, porque habían más fuentes de trabajo; le recomendaron que acudiera al restaurante Prendes, porque era del pueblo de donde él venía”, recuerda y añade que su abuelo de inmediato se dirigió al lugar.

La juventud de Lázaro Álvarez García le cayó en gracia a Manuel Prendes, entonces dueño del lugar, y le dio trabajo. Ahí, Lázaro aprendió de todo. “Mi abuelo aprendió todos los oficios. Justo cuando empezó la revolución en México, don Manuel Prendes decidió irse del país y le vendió a mi abuelo el restaurante que siguió funcionando a pesar de la época”. Lázaro Álvarez García estaba al frente, cobrando en la caja y dirigía todo; era muy joven, así que mandó a traer a Amador Prendes para que estuviera al frente y lo ayudara. “Con el paso del tiempo el restaurante se convirtió en el lugar donde llegaban todos los personajes de la época”, asegura Lázaro Álvarez Robles.

Sin embargo, todo cambió con los años y con la muerte de Lázaro Álvarez García. En esa época Enrique Álvarez Flores, hijo de Lázaro, trabajaba ahí junto con Amador Prendes. Cierto día platicaron sobre el costo del restaurante, pues este último quería comprarlo solo para él.

EN PORTADA: Familia Álvarez, dinastía gastronómica
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“Cuando muere Lázaro Álvarez García, se reúnen Amador Prendes y Enrique Álvarez Flores para ver quién se quedaba con el Prendes, porque Amador lo quería comprar. Los dos escribieron en un papel el valor que consideraban costaba el lugar. El acuerdo era que si Amador escribía una cifra menor, Enrique no se lo vendía, pero puso un precio más alto que él y por eso accedió”. Enrique Álvarez decidió comprar otro restaurante y lo llamó Bellinghausen, porque era el apellido del chef Alemán que lo atendía y así nació una nueva historia en 1915, para seguir con la tradición culinaria, convirtiéndose en un ícono del mundo gastronómico.

El éxito

Para lograr la permanencia con tanto éxito, debe haber alguna fórmula: es Francisco Álvarez Robles quien toma la palabra. La entrevista pasó a ser una charla, donde las aportaciones eran más espontáneas. Sin mucho pensar nos responde que si hay un secreto es contar con un menú que se basa en la comida casera y la atención personalizada, “la comida de nuestro grupo Prendes-Bellinghausen, es comida casera. Lo que buscamos los Álvarez es que se sientan como en casa pero sin regaños. Tenemos clientes que vienen cinco días a la semana, ya sabemos sus gustos y cómo atenderlos, ellos se sienten muy identificados y alegres con nosotros”.

Y vaya que la familia Álvarez tiene un toque cálido en su trato, porque de inmediato te hacen sentir en confianza y a las pruebas nos remitimos, ya que es tal la estrecha relación que llevan con algunos clientes, que muchos de los guisos que se han convertido en clásicos del restaurante, fueron propuestos por algunos de sus comensales. Basta con que compartan la receta para que sea cocinado al final del día y probado por cada uno de los integrantes y así entre todos decidir si se incluye o no dentro de las sugerencias, tal como sucedió con el filete de pescado “Rodrigo”, creación de Jesús Rodríguez Anaya o el filete “Chemita”, receta de Noé Graham Gurría, otro asiduo cliente que pidió que al filete Prendes le quitaran el tocino, lo frieran en mantequilla y lo marcaran a la plancha, añadiendo como guarnición puré de papa.

EN PORTADA: Familia Álvarez, dinastía gastronómica
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“Aquí no hay chefs, tenemos mayoras con muy buen sazón. Siempre revisamos la calidad y lo más importante es que en cada restaurante está un hermano y en el otro mi hija Beatriz o mi sobrino Lázaro. El servicio es personalizado y siempre hay un Álvarez, esto es parte de nuestra marca, todo el mundo nos conoce y el cliente se siente en casa”, aseguró Francisco Álvarez Robles.

Cada uno de los hermanos y sobrinos siempre se encuentran en alguno de los cuatro restaurantes Bellinghausen. Lorenzo Álvarez Robles está en el Club Mundet; Fernando Álvarez Robles en el de la calle Londres; Francisco Álvarez Robles en el que se ubica en la calle de Praga y Lázaro Álvarez Villaseñor al frente en Santa Fe y ahora también estará algún miembro de la familia en el nuevo Prendes.

EN PORTADA: Familia Álvarez, dinastía gastronómica
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El mural

Otra de las características del restaurante es el mural denominado “El Mundo de Prendes” donde se aprecian retratos de los clientes distinguidos que ya han fallecido. La obra original no se pudo rescatar, sin embargo, para seguir con la tradición, se creó una nueva pintura bajo la firma de la artista Pilar Goutas, quien con su estilo interpretó la versión moderna y renovada para homenajear a cada uno de los personajes que a lo largo de estos años disfrutaron de la comida internacional del restaurante y forman parte de las anécdotas de este emblemático lugar.

El regreso de una leyenda

El regreso de una leyenda es como la familia Álvarez considera esta apertura, que solo podía estar en un lugar como en el Palacio de los Palacios, de El Palacio de Hierro, ubicado en el corazón de Polanco, colonia por excelencia donde se ubican los mejores restaurantes de la Ciudad de México.

Lázaro Álvarez Villaseñor habla de cómo llegan a este hermoso lugar: “El licenciado Alberto Bailléres estaba buscando el mejor restaurante para ponerlo en el Palacio de los Palacios y que fuera acorde con El Palacio de Hierro, además que tuviera un concepto mexicano. Él nos visitó en el Bellinghausen y vimos que el Prendes quedaba perfecto para el lugar, por ser un restaurante con gran tradición, ya que fue de los lugares más prestigiados de la época”.

El concepto que presentan no solo conservará la calidad y servicio que los ha caracterizado, sino que buscan fusionar la tradición del restaurante con un toque moderno para responder a las expectativas de las nuevas generaciones.

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“Respetamos nuestra tradición y lo que hemos hecho es actualizarnos para estar a la altura e incluso a un nivel más alto del centro gastronómico que es Polanco, gracias a la calidad de nuestros platillos, presentaciones y sabores. Queremos atraer a todos los sibaritas y a la gente joven. Tendremos buena música con un DJ en vivo y opciones más ligeras para las cenas. Se fusiona lo clásico con lo moderno”, finalizó Lorenzo Álvarez Villaseñor.

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