Con una trayectoria impecable en los medios de comunicación, Adriana Delgado —directora de la Barra de Opinión de ADN Opinión, directora de documentales y conductora del programa de radio 'El Dedo en la Llaga'— ha sido testigo y protagonista de múltiples historias que marcan el pulso del país.
Sin embargo, pocas experiencias han sido tan reveladoras como su cercanía profesional —y humana— con Ricardo Salinas Pliego, presidente de Grupo Salinas.
Desde el rigor de una agenda empresarial hasta los momentos más personales, Delgado nos comparte una mirada íntima, alejada de los reflectores, que retrata no solo al líder visionario, sino al hombre que valora la lealtad, la amistad y los vínculos familiares por encima de todo.
En las distancias cortas, Ricardo sorprende. Es un hombre directo, con una energía que llena el espacio. No le gusta perder el tiempo, pero cuando te dedica unos minutos, te escucha con verdadera atención. Tiene una mente brillante, una curiosidad constante y una visión que va más allá de lo evidente.
Eso lo hace un hombre de ideas claras, que valora la responsabilidad, el respeto, la iniciativa, la eficacia y la eficiencia. La historia de Elektra es el gran ejemplo de su liderazgo.
Ricardo Salinas Pliego pasó de enfrentar las crisis económicas enormes que azotaron a México en la década de los ochenta y hasta una suspensión de pagos a bancos y proveedores, a salir adelante con innovación y esfuerzo hasta convertirse en el Grupo Salinas que es hoy, con más de 180 mil empleados e ingresos equiparables al 1% del PIB de todo el país, riqueza que crea solucionando los problemas de la gente.
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Trabajar con él es exigente, pero profundamente estimulante. No acepta la mediocridad ni el conformismo. Te reta a pensar diferente, a romper tus propios límites. No hay zonas de confort a su alrededor. Con él aprendes a decidir rápido, a actuar con propósito y a asumir las consecuencias.
Es una escuela de vida y de liderazgo. Esa visión es lo que hace que haya incursionado disruptivamente incluso en mercados que se consideraban absolutamente cerrados como el de la televisión abierta.
Con TV Azteca, cambió la forma de ver, pensar y comercializar el medio de comunicación más influyente del país y lo mismo ha conseguido en otros sectores igualmente complejos como el de las telecomunicaciones, con mucho éxito.
Más allá del empresario, el ser humano
Pero más allá del estratega que ha transformado sectores clave del país, Salinas Pliego es también un hombre de vínculos profundos. Según Adriana, ejerce la generosidad sin anunciar. “Tiene un compromiso real con su gente: apoya, impulsa, da oportunidades”.
Y eso mismo se refleja en su entorno familiar. Su vida no está fragmentada; su visión empresarial se nutre de sus afectos, y viceversa. Es cercano, protector y presente.
Su filosofía —"no se trata de full time, sino de full life"— resume una forma de vivir donde trabajo, valores y relaciones se entrelazan con autenticidad.
Ricardo es de los que no presumen su generosidad, la ejerce. Tiene un compromiso real con su gente: apoya, impulsa, da oportunidades. En su familia es igual, protector, cercano, presente.
Para él, la generosidad no se refiere únicamente a dar dinero y artículos de valor material a quien realmente lo necesite sin esperar nada a cambio, sino a compartir otros bienes tan importantes como el tiempo, la salud, el trabajo, los conocimientos, la comprensión e incluso, simplemente, una sonrisa.
Al final del día, nadie es tan pobre que no pueda regalar una sonrisa, ni tan rico que no la necesite, como solía decir el célebre Frank Irving F. Esa cultura también la tiene muy bien reflejada y aplicada en los negocios.
Un legado que trasciende los negocios
Para quienes lo conocen de cerca, el impacto de Ricardo Salinas Pliego va más allá de su capacidad empresarial. Ha demostrado que puede ser líder de transformación, no solo espectador de las circunstancias.
La periodista lo define como alguien que inspira a pensar en grande, a creer en México y, sobre todo, a actuar con libertad y responsabilidad. Su contribución no solo está en lo que ha construido, sino en lo que ha provocado en otros: la convicción de que es posible crecer, competir y prosperar sin renunciar a los principios.
Ricardo Salinas Pliego ha construido un grupo que genera valor, empleo y orgullo nacional. Pero más allá de eso, ha inspirado a miles a pensar en grande, a arriesgarse, a creer en México.
Para él, “es nuestra obligación imaginar un mejor futuro y después buscar la forma de llegar a él” y así lo refleja la cultura de Grupo Salinas que se enfoca en la "Prosperidad Incluyente" por medio de generar valor económico, social y ambiental.
Es un impulsor incansable del trabajo en equipo, la pasión por el cliente, la confianza y el respeto mutuo, la mejora continua y la ejecución impecable. No se queda callado frente a las injusticias y siempre está dispuesto a dar la batalla cultural en favor de un mejor país.
Su pensamiento central es la libertad y ese es el legado más sólido que ha construido en los años recientes.
De acuerdo con la periodista, Ricardo Salinas Pliego tiene la capacidad, la visión y el carácter. Ricardo entiende el país, lo ha recorrido, ha invertido en su gente y conoce sus problemas de raíz.
Si alguna vez decidiera asumir esa responsabilidad, no tengo duda de que lo haría con decisión y con un profundo sentido de la potencia que podemos ser como país.
México no necesita políticos corruptos ni administradores ineficaces, sino a alguien que sabe generar empleos, riqueza e impulsar la prosperidad incluyente.
Gran parte de la experiencia de empresas como Banco Azteca e Itálika es justo el impulso de miles de iniciativas de emprendimiento y autoempleo de mexicanos que saben salir adelante en libertad, progresar y vivir mucho mejor que dependiendo únicamente de los programas asistencialistas condicionados al voto por un gobierno que los quiere pasivos y sumisos.
Sería un presidente valiente, pragmático y moderno. No se dejaría atrapar por la burocracia ni por los discursos vacíos. Buscaría resultados, eficiencia y desarrollo real.
Pondría a México a competir en grande. Y, sobre todo, gobernaría con la misma pasión con la que ha construido todo en su vida.
Él tiene claro que, en muchos sentidos, el Estado no es la solución sino el problema. Su filosofía de libertad para crear, innovar y competir pasa por eliminar lastres como la sobrerregulación, los impuestos asfixiantes y hacer que el gobierno cumpla realmente con sus responsabilidades que inician principalmente con la seguridad pública, la paz y un estado de derecho sólido que abra el paso a las inversiones y al progreso de todos los mexicanos.
El equilibrio entre el poder y los afectos
Uno de los aspectos que más sorprenden de Salinas Pliego es su capacidad para integrar su vida personal y profesional con coherencia y plenitud. Según Adriana, su estabilidad nace de una conexión auténtica con su entorno más íntimo: su esposa, sus hijos, sus amigos. Su existencia no está fragmentada, sino profundamente enraizada en valores que traspasan los límites de la empresa y se reflejan en cada ámbito de su existencia.
Ricardo no separa su vida personal de su visión de vida. Sabe disfrutar, compartir, reír, escuchar. Tiene una red afectiva sólida y auténtica. Creo que su secreto está en su capacidad de conectar con la gente sin perder su centro ni su propósito.
Su familia es una gran participante de su mundo empresarial porque todos ellos tienen la llama del emprendimiento, la innovación y el desarrollo de nuevos negocios con la visión de generar riqueza resolviendo los problemas de la gente.
¿Qué papel ha jugado María Laura en su visión empresarial y en su crecimiento personal
María Laura Medina ha sido su equilibrio, su espejo y su ancla. Juntos proyectan una visión compartida de vida y propósito. Ella ha acompañado su crecimiento desde un lugar de inteligencia, serenidad y complicidad. Es una presencia poderosa.
Ella hace un gran equipo con él porque también es una empresaria con mucha visión, enfocada particularmente en el diseño, las artes, la cultura y la educación, valores que son fundamentales en la gran familia que han formado.
¿Cómo es Ricardo Salinas Pliego de papá?
Cercano y profundamente orgulloso de sus hijos. Les enseña con el ejemplo: el valor del trabajo, la libertad de pensamiento y la importancia de construir algo propio. Es exigente, pero siempre con amor.
Es un padre que forma líderes, no dependientes. Acerca a sus hijos, desde muy jóvenes, a la cultura empresarial y los impulsa en su formación académica con una mentalidad de emprendimiento, disciplina y responsabilidad personal.
Forman sus propios negocios antes de integrarse al Grupo Salinas, por lo que ya llegan con mucho camino recorrido, gran experiencia y una visión sólida en función de su vocación propia.
Ricardo Salinas Pliego es, sin duda, una de las figuras más influyentes del México contemporáneo. Pero lo que lo distingue no es solo su éxito en los negocios, sino la integridad de un panorama que abarca al país, a su gente y a su familia.
Para Adriana Delgado, haber trabajado a su lado ha sido una experiencia transformadora: un aprendizaje constante sobre libertad, liderazgo y grandeza.
Más allá del empresario, el líder o el posible estadista, lo que permanece es una lección de vida: creer en uno mismo, apostar por las ideas y nunca dejar de construir.
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