Akihito, el emperador japonés que no quiso ser dios

El ahora emperador emérito tenía la necesidad de ponerse a disposición de su pueblo en lugar de que fuera visto como una deidad

(Agencia)
30/04/2019 16:03

Se terminó el tiempo del emperador japonés Akihito, quien en su paso en el Trono del Crisantemo no quiso ser recordado como una deidad, sino como un hombre que trabajaría por y para su pueblo. Tras su abdicación, entrará el poder su hijo, el príncipe Naruhito, quien está casado con la princesa Masako.

Akihito, el emperador japonés que no quiso ser dios

Es preciso aclarar que el ahora emperador emérito Akihito rompió con una serie de tradiciones que Japón celebraba decenas de años atrás, pues él siempre supo que el trabajo de un emperador debía ser dar la cara por su pueblo, buscar la paz y propiciar el crecimiento de su país. Además, fue elprimer miembro de la realeza en atrever a casarse con una plebeya.

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"Akihito rompió con muchas tradiciones que seguían vigentes durante el tiempo del emperador Hirohito, quien, tras la Segunda Guerra Mundial, lanzó la Declaración Mundial de la Humanidad. Ese gesto significó abandonar públicamente su rol de representación de los dioses y se convirtió en un símbolo de unidad para todos los japoneses", según el artículo Emperador Akihito, el rebelde pacifista que publicó el diario EL UNIVERSAL.

Akihito, el emperador japonés que no quiso ser dios

De acuerdo con la nota mencionada, la historia del emperador emérito Akihito fue de acuerdo a la unsanza de aquella época, pues a los tres años se le separó de sus padres para ser educado con tutores y fue el primer miembro de la familia imperial en ir a un colegio público: la escuela Gakushuin, en Tokio.

Sus intereses académicos fueron variados: al entonces príncipe Akihito le gustaba aprender inglés, historia mundial y economía moderna, así como fotografía y pintura.

Akihito, el emperador japonés que no quiso ser dios

Fue en 1959 cuando Akihito se casó con Michiko Shoda, una plebeya que escandalizó al imperio japonés pero no ella era cualquiera. Michiko era hija de un exitoso empresario, presidente de la compañía harinera Nisshin. “Estoy realmente agradecido con la emperatriz, quien era una persona común, pero eligió caminar conmigo y durante más de 60 largos años ha continuado sirviendo con gran devoción tanto a la familia imperial como al pueblo de Japón”, dijo en una importante reunión.

Los emperadores ahora eméritos son padres de tres: el príncipe Hiro Naruhito, Aya Fumihito y la princesa Nora Sayako.

Akihito, el emperador japonés que no quiso ser dios

Cuando murió su padre, Akihito subió al poder y con él, Michiko. Era 7 de enero de 1989. Su reinado fue bautizado como la era Heisei, Realización de la Paz.

Desde entonces, Akihito abrazó su cualidad humana y se puso a trabajar. Por eso no quiso seguir con la costumbre de sentirse dios. Promulgó leyes, órdenes a los grupos políticos, encabezó toures oficiales, viajó por casi todos los países del mundo y siempre llevó la bandera de la paz pese a que en el año 2003 fue diagnosticado con cáncer de próstata. Luego de su recuperación, Akihito siguió trabajando.

También sufrió neumonía y en febrero de 2012 se sometió a una cirugía de bypass coronario.

Akihito, el emperador japonés que no quiso ser dios

Por ello, Akihito pidió licencia para abdicar el trono a su hijo heredero Naruhito, quien a partir de mañana será el nuevo emperador japonés.