Fotos: Archivo EL UNIVERSAL, EFE, AP, AFP y Reuters
Es originaria de Nueva York y habla inglés y francés. Es una empresaria exitosa, modelo y creció dentro de la élite neoyorkina al ser miembro de una familia adinerada. Desde la campaña de su padre, Ivanka tomó un rol primordial, incluso desplazando a Melania, la actual primera dama.
Si Donald Trump escucha a alguien, sin duda es a Ivanka. Por ello, su presencia en la toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador es un guiño importante para México.
Le regala a la prensa una imagen muy atrayente y completamente distinta a la de su padre: físicamente atractiva, empresarialmente poderosa, trabajadora, madre amorosa de tres y esposa dedicada, que incluso cambió de religión por amor.
Ante el mundo, la imagen de Ivanka es de una mujer mucho más amable y capaz de congeniar y dialogar con los demás, a diferencia de su padre.
El la única hija del primer matrimonio de Donald Trump, con la atleta checa Ivana Zelnickova. Donald siempre presumió la inteligencia de su hija, desde que Ivanka era niña.
Acudió a la Escuela Chapli, sí, la misma donde estudió Jackie Kennedy, acudió a Choate Rosemary Halla y también a Georgetown University.
Tras graduarse en Economía en la Universidad de Pennsylvania entró a la empresa familiar, en 2005. Demostró tener un buen olfato para los negocios y don negociador como su padre, por ello, llegó rápidamente a la vicepresidencia de la Organización Trump.
Gracias a su habilidad para los negocios, Ivanka compaginó su trabajo en la empresa familiar mientras que lanzó una línea de ropa y accesorios, sólo dos años después de haber ingresado al consorcio Trump.
Se le conoce por ser una trabajadora incansable. Afirmó varias veces públicamente que ella no era sólo una socialité más y rechazó comparaciones con otras herederas de grandes fortunas como, París Hilton o Kim Kardashian.
Ivanka aclaró en una entrevista del London Express en 2007 que ella había pagado su casa con su propio dinero, pagando una hipoteca. Lo único que tiene en común con las otras herederas es haber aparecido en un reality, sin embargo, la realidad es el protagonista del mismo era su padre, Donald Trump.
Ivanka ha escrito varios libros, entre ellos, el primero The Trump Card, es na guía para conseguir éxito en la vida empresarial y profesional. El segundo Women who work, destaca la importancia del liderazgo de las mujeres y su empoderamiento.
Durante la campaña de su padre, siempre presentó un discurso amable pero firme sobre la importancia de las mujeres en la vida pública. Ante las acusaciones de misoginia contra Donald, Ivanka resulta ser siempre su arma secreta.
Con una determinación inquebrantable, Ivanka no deja que nada se interponga en su camino, así lo demostró al viajar embarazada por todo el país para apoyar a su padre en campaña. Cuando el judaísmo se interpuso en sus planes de matrimonio con Jared Kushner no dudó un segundo en abandonar la fe presbiteriana y abrazar la Torá.
Ivanka se casó en 2009 con Jared, también miembro de la élita neoyorkina, proveniente de una familia judía acomodada.
Kushner, hijo de un magnate inmobiliario, se hizo cargo de los negocios de su padre después de que este fuera a la cárcel por evasión fiscal, represalias contra testigos y contribuciones ilegales a campañas políticas.
Los Kushner son un clan adinerado, más bien liberal, con estudios en universidades como Harvard y con claros vínculos con el Partido Demócrata. Sin experiencia en política, Jared fue nombrado por Trump como jefe de asesores de la Casa Blanca.
El matrimonio Kushner-Trump es muy estable y sin duda se encuentra siempre detrás de las desiciones del presidente Trump. No es de extrañar que Jared haya sido uno de los designados para interactuar directamente con el canciller mexicano durante la renegociación del TLCAN.
Ivanka y Jared ha sido criticados por llevar de manera poco ortodoxa su judaísmo, sin embargo, han declarado públicamente que buscan siempre preservar la dieta kosher y reservar los sábados para celebrar el shabat con sus 3 hijos Arabella Rose, de 7 años, Joseph Frederick, de 5 años y Theodore James, de dos años.
Años antes de que su padre se convirtiera en presidente de Estados Unidos y enemigo mediático de nuestro país, Ivanka, había hecho público su amor por México, especialmente sus playas.
La última vez que pudo pasar tiempo en nuestro país fue en 2012, con su pequeña hija Arabella, de entonces 1 año. Acudió a Chichén Itzá, visitó los cenotes y se quedó en hoteles de lujo.
Ivanka visitó México en 2010 varias veces para vigilar los desarrollos inmobiliarios que su padre tenía en Baja California: el Trump Ocean Resort Baja Mexico, una construcción de tres torres con 16 pisos cada una, y la cual prometía una vida de lujo y exclusividad entre albercas, spa, canchas de tenis y cenas de alta cocina que no llegó a construirse.
Ivanka y Jared son desde la campaña de presidencial de Donald Trump, los interlocutores para los temas que tienen que ver con México y la visita de Ivanka el próximo sábado lo confirma.