The Bright Side| 27/04/2017 |18:50 |The Bright Side | Actualizada
18:50

“He acompañado a muchas personas que están llegando al fin de su vida y el rasgo común entre ellos es que lo que más lamentan en su vida es haber perdido las oportunidades”, Shimon Sarfati.

Los seres humanos, una vez que satisfacemos nuestras necesidades básicas, de manera natural sentimos el deseo de trascender. Esto es precisamente lo que venimos a hacer en este plano.

Cada uno tenemos una misión individual y determinado número de retos que cumplir antes de morir. Estos retos son como exámenes: los puedes pasar en primera vuelta, segunda vuelta, extraordinario o reprobarlos. Por eso es muy importante hacer un trabajo personal, que nos ayuda a tener conciencia de cuáles son estos objetivos y utilizar nuestro libre albedrío para tomar las decisiones que nos lleven a transformarnos en mejores personas.

Desde pequeños empezamos a darnos cuenta de que algunos temas nos cuestan más trabajo que otros y conforme vamos teniendo más experiencia, muchas situaciones se repiten, tal vez con distintas personas, pero el común denominador es el mismo.

Cuando todavía no eres consciente de esto, lo más seguro es que culpes a los demás por lo que te sucede y te victimices: “¿Por qué a mí?”. Y llega un momento en el que te podrías cuestionar si en verdad todas las personas se están coludiendo para molestarte o que asumas que más bien te están mostrando que —precisamente— esos son los retos personales en los que tienes que trabajar.

La diferencia entre hacerte cargo y no, radica en que con la primera opción tú tomas las riendas de tu vida y te das cuenta que tú eres quien elige y es responsable de lo que vive y la segunda, vives como una pluma al viento y lo más seguro es que tus experiencias sigan y sigan repitiéndose.

Cuando somos niños, creemos tener un poder ilimitado y poco a poco nos “enseñan” que no se puede y en este proceso, se nos olvida quiénes somos y empezamos a perdernos con distractores como el trabajo, conseguir dinero, el éxito y muchas veces vivimos o más bien nos desvivimos tratando de alcanzar lo que creemos que es lo importante. Y en realidad nuestro verdadero reto es redescubrir quiénes somos, recordar lo que con los años hemos olvidado.

No pierdas el tiempo estancándote en los problemas, ve la oportunidad que hay detrás de cada uno de ellos y aprovecha tus retos como un trampolín para volar más alto.