The Bright Side| 01/12/2016 |15:14 |The Bright Side | Actualizada
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“La conciencia de grupo les concede a todos el mismo derecho de pertenencia y cuida que a todos los que formen parte también se les reconozca este derecho a la pertenencia. Es decir, vela por el vínculo en un sentido más amplio que la conciencia personal”

Bert Hellinger

Una persona forma parte de distintos grupos, por ejemplo: la familia a la que pertenece, el grupo de amig@s de la escuela, de la religión X, de los mexicanos, de las mujeres del mundo, de las mamás de la escuela de su hijo, de los veganos…

Cada sistema al que se pertenece tiene una conciencia que es la que marca las reglas. De esta manera si se cumplen con estos lineamientos, se logra la pertenencia y de lo contrario, se corre el riesgo de ser excluido. Estas reglas están para mantener la cohesión de los miembros. Entre más estrictas son, el grupo es más cerrado y mientras más abierto es, pueden expandir sus límites.

Cuando los valores individuales coinciden con los del sistema, las personas se sienten “inocentes”, pero muchas veces surge el conflicto porque se decide cruzar la barrera de los lineamientos y es cuando el miembro se siente “culpable”. Por ejemplo: en una familia en la que todas las mujeres se han salido de su casa para casarse y formar una familia, otra que decide salirse para ir a vivir sola y trabajar está rompiendo con lo que el grupo espera de ella. O por ejemplo, un hombre judío que decide casarse con una mujer que no lo es, corre el riesgo de ser expulsado de su comunidad.

Tal vez suena sencillo de entender, pero esto sucede constantemente. A veces las reglas entre dos o más grupos a los que pertenecemos se contraponen y es cuando hay que elegir.

Según Bert Hellinger, fundador de Constelaciones Familiares, existen tres tipos de culpa: la culpa real cuando causas un daño y te sientes responsable. La culpa sistémica que es la que sientes cuando rompes las reglas del grupo al que perteneces en aras de crecer. La culpa neurótica que es una sensación de ansiedad o malestar que cubre una emoción real.

Entonces, ¿cómo podría haber paz en el mundo cuando las reglas de ciertos grupos son tan rígidas y a veces opuestas entre sí? Esto solamente se logrará cuando veamos a los miembros de los grupos distintos a los nuestros como individuos, ya que por lo general los identificamos con la etiqueta del grupo al que pertenecen. Expandir nuestros límites es lo que nos hace crecer como seres humanos, independientemente de dónde pertenezcamos. La única manera de sentirnos en paz es cuando nos reconciliamos con lo que somos auténticamente, ya que en esa medida lograremos respetarnos y respetar lo que vemos distinto a nosotros.