The Bright Side| 14/07/2016 |10:33 |The Bright Side | Actualizada
10:33

Me dedico a las ventas de productos y servicios hace 27 años y hace 10 comencé mis estudios como terapeuta. Pocas veces una frase me ha resonado tan clara como esta que encontré en internet hace unos días.

Es de esas que te caen como un cubetazo de agua fría, porque es una realidad que pocas veces ponemos en práctica en la vida cotidiana.

Mi especialidad han sido las marcas de lujo, aquellas que nacen para que las personas aspiren a poseerlas y hagan lo que puedan por tener un vínculo cercano con ellas.

Los creadores conocen bien lo que hacen y ponen un valor a sus productos, el cual al estar en un pedestal, no puede ser discutido por nadie. ¿Cómo lo logran? ¡Porque se la creen!

Las piezas están mostradas de manera inmaculada y jamás se nos ocurriría entrar a una tienda ubicada en Presidente Masarik, por ejemplo, y pedir un descuento como se acostumbraría en un mercado sobre ruedas.

Es impensable… ¿Y por qué aceptamos esta situación hacia fuera y la negamos hacia nosotros mismos como personas?

Se dan descuentos por cambio de temporada, porque la mercancía está dañada, por paquete… en fin, se entiende que la mercancía está rebajada porque ya existe una nueva para suplirla.

Cuando se trata de algo nuevo, reluciente el valor es mayor.

Tú eres una pieza única y distinta a todo lo que hay. En la medida en la que comprendas esto, pondrás límites en todas tus relaciones: familiares, amistosas, de pareja y laborales.

Confía y cree en tu valor, de modo que te despiertes sabiéndote poderos@ y en tu centro. Recuérdalo durante el día y deja de permitir y permitirte que te aprecien así.

En tu tienda personal ¡no hay descuento! Punto.