The Bright Side| 03/12/2015 |11:03 |The Bright Side | Actualizada
11:03

Crecí escuchando historias de viajes. Mi abuelo materno era un aventurero. Tanto que cuando mi mamá tenía nueve años, dieron la vuelta al mundo. Todos esos relatos sembraron en mí el deseo de conocer países y culturas distintas, personajes, comidas exóticas. A mi me tocó vivir otra situación, sin embargo, el deseo de recorrer otras ciudades siempre estuvo latente.

Después de muchos años en los que por alguna u otra razón no lograba hacer este viaje, por fin  cumplí mi sueño. Desde ese momento me he propuesto hacer uno cada año y  encontré que esa sensación de libertad y asombro, son mías y que las puedo aplicar en donde sea.

¿Por qué viajamos? Porque queremos salir de nuestra rutina, deseamos conocer cosas nuevas, sabores, por curiosidad, por cultura…

Todo esto que mencioné podemos conseguirlo en cualquier lugar, porque depende de nosotros mismos. Sí, porque viajar es una actitud.

Hace tiempo que decidí ser turista en mi propia ciudad: pasear a pie, caminar, ir a museos, andar en bicicleta… La Ciudad de México nos ofrece una gran variedad de actividades y lugares de esparcimiento para todos los gustos y bolsillos.

Sólo es cuestión de que te organices y planees tal y como lo harías en otro país. Consigue una guía, un mapa y haz tus propios recorridos. Puedes ir acompañado por tu familia, amigos o pareja y ¿por qué no? ¡Por ti mismo!

Me regalaron un libro que se llama “52 fines de semana en la Ciudad de México” y me encanta, porque presenta un plan distinto durante un año. Es utópico, porque tal vez no lo podrías hacer tan seguido, pero me parece una gran opción.

En todos lados existe material turísitico de sobra.

Y estos paseos son maravillosos en las vacaciones, cuando muchas personas salen de la ciudad y te quedas dueño de la tuya.

Te propongo que empieces a organizarte y descubrirás lo divertido y mágico que puedes encontrar a la vuelta de la esquina.